Omnisciente
Una semana ha pasado desde que Xander y Camila se muestran cada día cuanto se aman en su habitación y de vez en cuando en su oficina mientras el alfa y la luna son ignorante a todo lo que planea el superior de los cazadores quien está decidido a cumplir su promesa de hacer correr la sangre del príncipe y destruir lo que más ama, su luna.
El vampiro es como una serpiente, le envenena la mente cada día llevándole información de aquella traidora que está infiltrada en la manada del alfa rey. Una mujer despechada y llena de odio, ya que el amor de su vida, no quiere estar a su lado, por lo que el chupasangre susurra a su oído que eliminando a la luna conseguirá lo que quiere y esta de tonta le cree todas sus mentiras.
Lo que nadie sabe es que aquel vampiro solo quiere una cosa, la muerte del príncipe alfa y que su plan está saliendo, tal y como lo ha planeado durante todos esos años.
(...)
—Camila, sabes que no quiero que salgas sola de la manada, —se preocupa Xander mientras firma algunos papeles con su alta voz activado en el teléfono.
—Solo saldré a comprar algo al centro comercial, —responde Camila como toda una mimada—Además, sabes que me sé cuidar sola y que soy una cazadora fuerte, —le recuerda mientras cepilla su cabello, Xander suspira y calcula la posibilidad que existen de que alguien le haga daño.
Gruñe porque sabe que su luna es buena en defensa y que incluso ha pateado el trasero de los mejores guardias de la mansión.
—Está bien, —murmura pasando una mano por su cabello.
En estos días no todo ha estado color de rosa para el alfa, el cual ha recibido constantes amenazas anónimas y para no preocupar a Camila decidió callar y aumentar la vigilancia en la manada.
—Por eso te amo lobito, —susurra tomando su bolsa y sacando el teléfono de alta voz.
—¿Por qué me dejo manipular con facilidad?—Pregunta serio.
—Por eso y por otras cosas más, —responde la luna soltando una risa al escuchar el gruñido del lobo—Además, te conviene lo que compraré, —añade casi ronroneando lo último y colgando la llamada dejando al alfa con mucha intriga.
Camila va directo al garaje donde toma su pequeño coche rosa que le regalo Xander hace dos días por su cumpleaños número dieciocho. Desde pequeña a la mimada le gusta el rosa en casi todas sus tonalidades, excepto el chillón como le llama ella, no es de su agrado. Enciende el vehículo y sale de la casa, con rumbo a la puerta principal, toca un botón en su volante y las enormes puestas se abren.
(...)
La mimada observa los relojes de distintos tamaños y colores sin darse cuenta de que es espiada y que cada uno de sus movimientos son estudiados.
—Quiero ese, —señala uno de oro, con algunos diamantes incrustado.
Sonríe al imaginar cómo se le vería a Xander el reloj.
Tres minutos duro dentro de la tienda para ir a una que se volvió su favorita desde hace tiempo y es la tienda de lencería. La mimada ama ver como los ojos de su alfa cambian de color al verla con esa ropa interior provocativa las cuales en su mayoría terminan rota.
—Estás me las pagas, lobito, —susurra mirando esa área a la que no le gusta ir con frecuencia, Victoria Secret donde encuentras bragas hasta de cien euros. Observa una de encaje blanco justamente de su talla, lo toma—Serás la sorpresa, —susurra mirando la ropa interior que acaba de tomar.
(...)
Cuando Camila está en el estacionamiento sus sentidos se activan al escuchar pisadas detrás de ella. Su cuerpo entra en tensión y se gira para encontrarse con tres sujetos vestidos de negro, no entiende bien lo que sucede, pero tampoco le demuestra miedo.
Solo es cuestión de segundo para que Camila esté rodeada por los sujetos que no desprende olor alguno para poder identificarlos o señalar a la especie culpable de cualquier delito que se cometa en contra de la luna.
—¿Qué quieren?—Pregunta la mimada, directo y sin expresión alguna mirándolos a cada uno.
Ella observa con atención los movimientos de cada uno.
—A ti, —responde uno de los sujetos, Camila deja las bolsas de su compra en el suelo y se coloca en posición de pelea, no se dejará atrapar tan fácil.
—Tendrán que matarme antes, —anuncian y estos se lanzan sobre la mimada, pero ella se defiende, patadas, puñetazo y cabezazo contra los secuestradores que tienen una orden directa del superior de llevarla con vida
Camila se defiende y bloquea algunas patadas que uno de los sujetos le lanza, pero nunca espero que alguien lance un tranquilizante que en cuestión de segundo la deja fuera de batalla.
La mimada por primera vez en su vida se siente desprotegida, sola y abandonada. Aparte de sentir cada uno de esas cosas en su pecho se instala una enorme preocupación y una impotencia se apodera de cada célula de su cuerpo, pero ella está segura de que esos sentimientos son de otra persona, Xander que ahora mismo está en el despacho dando vuelta como león enjaulado, ya que Parker le dijo que encontró el auto de la luna y que al lado de este estaban las bolsas de compra.
—Necesito salir a buscar a mi luna, —gruñe Bruno intentando tomar el control del cuerpo de Xander.
—¿A caso crees que no quiero salir a buscarla también?—le gruñe el alfa molesto mientras tomase un vaso con whisky para calmar sus ansias de destrozar todo a su paso.
—Destrozaré al que se la haya llevado, —suelta, Bruno enojado para luego cerrar el enlace, Xander deja salir un gruñido que provoca que los guardias reales que están fuera de la oficina se estremezcan.
No existe una cosa más peligrosa que un alfa enojado.
—Xander necesito que te controles, —le pide su padre.
—Me pides que me controles cuando no sé dónde está mi luna y que le estarán haciendo lo que se la llevaron, —gruñe molesto mirando a su padre con sus ojos que brillan en un rojo carmesí.
—Lo sé hijo, pero no puedes perder el control, —comunica sabiendo que nada bueno sale cuando un alfa de su magnitud pierde el control de su lobo y deja que el enojo se apodere de ellos.
Por otro lado Camila está sentada en el suelo de la celda con sus sentidos agudizado tratando de escuchar, pero nada se escucha, ni una pisada, ni un susurro, solo un total silencio.
—¿Están seguro de que no es una humana?—Pregunta el superior mirando a los sujetos que trajeron a Camila.
—Sí señor, —responde el encargado de misión. —Una humana no podría defenderse y no daría tanta lucha como ella, —comenta recordando que fue difícil atraparla.
—Eso es porque el perro real la marco, —anuncia el vampiro que está sentado en el sofá para tratar de despistar a los cazadores, no le conviene que descubran que Camila es una cazadora. —Cuando un lobo marca a su pareja y esta es humana, ella adquiere más resistencia, fuerza y velocidad, —añade y el superior asiente ante tales palabras.
—Se pueden retirar, —pide a los sujetos que hacen una reverencia y salen de la oficina. —Eso nos conviene, ya que si la matamos, el perro también caerá tarde o temprano.

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