La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 115

Solamente puedo percibir oscuridad, siento mi cuerpo demasiado débil y no puedo moverme debido a que estoy esposad de manos a una especie de caño. Me he cansado de gritar hasta quedarme sin voz, pero nadie me escucha.

Intento recordar como llegue a esta situación, pero no lo logró. La última imagen que llega a mi mente es el parque que se ubica a unas cuadras de mi casa.

Fui a caminar y tomar aire e intentar pensar en que hacer y de pronto alguien cubrió mi rostro y después de eso vi todo negro.

Salí de mis pensamientos cuando escuche que alguien abrió la puerta. La persona camina sigilosamente hacia mi y se posiciona encima de mí.

—¿Quién eres?

No obtengo ninguna respuesta y siento unos labios en mi cuello dejando besos efusivos allí mientras sus manos se deslizan hacia mi jean desabrochándolo y lo intenta bajar, me muevo todo lo posible para impedirlo, pero es inútil porque ni siquiera logró pegarle una patada.

—Pareces una mula loca —Escucho su carcajada y acto seguido me despoja la venda que cubre mi rostro

Me encuentro en un estado de shock en cuanto veo su rostro. No puedo creer que la pesadilla no haya acabado, se suponía que él estaba en prisión.

—De verdad pensabas que te habías deshecho de mí, chiquita.—Él lleva sus manos a mis mejillas deteniendo mis lágrimas—Solo muerta lo harás Belinda y ni aun así porque te seguiré hasta el infierno.

—¿Dónde está mi hijo? ¿Qué le hiciste?

—Aun nada pero lo asesinaré. Sabes existen muchas formas de acabar con la vida de un niño y hacerlo sufrir hasta el último instante.

—¡No por favor! —Le suplicó —Déjalo ir él no tiene la culpa de nada

—Tienes razón la culpa es tuya —Él me pega dos cachetadas con todas sus fuerzas logrando que me quedé atónita y aumenten mis sollozos.

—¡Mátame así acabamos con esto de una vez!

—Antes de matarte te voy a disfrutar una última vez, deliciosa.

—¡No te atrevas a tocarme, cerdo!.—Le grito en cuanto él desgarra mi blusa exponiendo mi brasier.

Lo golpearía, pero no logró hacerlo porque estoy esposada y no logró liberar mis muñecas.

—¡Quieta! —Me exige mientras se deshace de su camisa

Gracias al cielo él fue interrumpido cuando uno de sus hombres golpeo la puerta y él se acercó a la puerta para charlar con este.

No logró escuchar de que hablan, pero noto a Diego muy furioso.

Él se acercó a mí y me quito las esposas de las muñecas y los tobillos. De inmediato me reincorporé y este me apunto en la cabeza.

—Debemos dejar nuestra luna de miel para otro momento, muñeca. Aunque que es mejor así porque después de cogerte me olvidó de la perra traidora que eres. Si haces algo o siquiera respiras tu hijito se muere.

Él volvió a cubrir mi rostro, pero está vez con una bolsa y me guío unos diez minutos hasta que nos adentramos en una camioneta.

No puedo ver nada, pero si escucho las sirenas de la policía a centímetros de nosotros. Antes de que logré gritar él ejerce fuerza en mi boca.

—¡Cállate, perra! ¡Esos idiotas nunca me atraparán!

Capítulo 115 1

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La obsesión del CEO mafioso.