La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 117

Durante las últimas horas he estado en shock. Aún no puedo creer todo lo que ocurrió con Diego y que el infeliz una vez más se escapó.

Definitivamente, esta es la historia de nunca acabar. Hasta su muerte o la mía ninguno de los dos podremos estar tranquilos.

Los doctores revisaron a mi pequeño Aarón y gracias al cielo no está lastimado físicamente aunque debe seguir asistiendo a terapia debido a que se asustó mucho.

Solamente le he causado malestares. El asunto con Graciela, mi pelea con Fernando en tribunales y ahora el secuestro.

En este momento lo tengo entre mis brazos, acurrucado mientras regresamos a mi casa en el avión.

Debí declarar varias veces lo ocurrido al igual que Doña Gabriela quien también está regresando conmigo porque le ofrecí vivir en mi casa y contratarla como nana de Megan y Aarón mientras trabajo.

Las declaraciones en esta ocasión fueron más complejas porque se trata de un asesinato a sangre fría.

Cambiaron al detective del caso de Diego y me percató de que el nuevo es mucho más eficiente. De hecho él ya ha pedido captura nacional para Diego.

Envió sus fotografías a los medios de comunicación, ofreció recompensa por su captura y reforzó la seguridad en las fronteras por si intenta huir. Incluso envío policías para apoyar a los custodias de mi casa y en este momento tres oficiales me están escoltando a casa.

—¿Ya llegamos? —Me pregunta Aarón por milésima vez

—Falta poquito, bebé.

—Quiero ir con papi.

—Todo a su tiempo. Descansa un poquito.—Lo arrope con unas sábanas sin dejar de abrazarlo y dejé un beso en su frente.

—Debe estar tranquila, señora. El pequeño nota todo.

—No puedo evitar sentirme nerviosa.

Siento que esto nunca acabará.

Salí de mis pensamientos cuando él se acercó a nosotros y tomó asiento en uno de los lugares. Al verlo le lancé una mirada a y él simplemente se encogió en hombros.

—¡Debes descansar, Fernando Valencia!.

—Papi —Aarón se aleja de mí y se acerca a el quién lo carga para sentarlo en su regazo y deja un beso en su mejilla —Te extrañe muchísimo, campeón, te amo.

Aún siento mi corazón acelerado al recordar cuando creí que lo había perdido para siempre, pero gracias al cielo él llevaba consigo un chaleco antibalas y solamente tiene unas marcas en el cuerpo, pero las balas no atravesaron su cuerpo.

Miles de lágrimas resbalaron sobre mis mejillas cuando lo creí muerto, sin embargo, él se despojó de su chaqueta y me enseñó el chaleco para luego dejar un beso en mis labios y repetirme lo mucho que me ama. En pocos segundos Aarón también se unió a nosotros en un abrazo.

En ese instante me sentí aliviada.

Estaba enojada porque Diego escapó, pero lo más importante era que mis dos amores estén sanos y salvos.

—Me siento perfectamente solamente un poco adolorido, pero no quiero dormir. —Él deja otro beso en la mejilla de Aarón.

—Estoy muy orgulloso de mi campeón porque fue un niño muy valiente.

Al transcurrir una hora llegamos nuestra casa y nos percatamos de que la mayoría de nuestra familia nos espera allí con un cartel de bienvenida para Aarón.

Ellos no se quedaron más de una hora porque entendieron que los tres estamos agotados y más que nada deseaban darnos su apoyo.

Agradezco que no preguntaron demasiado sobre lo ocurrido porque no quiero repetir la historia otra vez. Aunque mi padre conoce la situación detalladamente porque el detective le informó.

Me encuentro sentada en las rodillas de Fernando uniendo mis labios a los suyos en un beso.

—Debería recibir disparos más seguido

—¡No seas idiota! —Golpee su hombro —Me asustaste muchísimo

—Estoy aquí contigo y nunca te dejaré. Se necesita mucho más que un arma o un maniático como mi primo para separarnos.—Él une sus labios a los míos en otro beso el cual le correspondo llevando mis manos a su cabello.

—¡Belly! ¡Fer! —Fuimos interrumpidos cuando Megan bajo las escaleras junto con Aarón.

—¿Son novios? —Pregunta Aarón confuso

Negué con la cabeza —Estamos actuando

Fer ríe —Por supuesto ¿Qué quieren cenar?.

—Pizza—Responden los dos al mismo tiempo.

Me alejé de Fernando para no crear confusiones entre los pequeños. Me percaté de que él no deja de reír mientras yo estoy roja.

No me gusta que los niños me vean en situaciones así de comprometedoras.

De la misma forma que bajaron las escaleras los pequeños volvieron a dirigirse rumbo al jardín para jugar en la casita de juegos.

—Debemos hablar con Megan —Le recuerdo

Él asiente —Creo que también debe ir a terapia, no sé cómo decirle que su padre está muerto y su hermano es un prófugo por asesinarlo.

Capítulo 117 1

Capítulo 117 2

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