La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 30

Fernando

En este instante me encuentro en una cena familiar en la cual le están dando la bienvenida a mi abuela.

Está reunida toda la familia, mi madre y mi hermana no dejan de charlar de la boda y mi padrastro y mi tío del negocio con los nuevos inversionistas quienes llegarán este fin de semana.

Cuando me harte de toda esta falsedad simplemente me marché. Necesito aire, mucho aire.

No puedo creer que hasta el día de hoy mi madre siga interviniendo en mi vida. Le he repetido hasta el cansancio que Belinda es la mujer de mi vida, pero ella se empeña en separarnos.

—¿Tienes fuego? —Me pregunta Diego llegando con un cigarrillo en mano

Negué con la cabeza

—Quita esa cara el que se casará seré yo no tú

—Me tiene harto mi madre y Belinda…

—¡Deja de pensar en Belinda! —Él me interrumpe, se ve realmente molesto —Ya renunció porque no quiere volver a verte en su vida

—Más bien porque no te soporta Diego. ¿Cuándo la dejarás tranquila?

—Muy pronto la dejaré en paz

No me gusta la forma en la cual formuló aquellas palabras.

***

Me desperté temprano y lo primero que hice fue comprar dos celulares para Belinda y Aarón luego me acerqué al colegio del enano para preguntar sobre su situación.

Me informaron que había un retraso en sus colegiaturas, pero ya Belinda cubrió una parte está mañana. Sé que me causara un gran problema con ella, pero no me importó y cubrí lo que ella quedó debiendo, también las colegiaturas que quedan por el resto del año.

Edward siempre dice “De que te sirve el dinero si no puedes ayudar a las personas que más quieres” y yo siento un gran cariño por ese niño, e no puedo explicarlo.

Lo único que se me ocurre es que tiene algo de Belinda y lo que venga de ella solo me inspira amor.

Ella no se encuentra en su casa y por ello me acerqué a la casa de su tío.

Toque el timbre y me atendió aquella mujer, la esposa de su tío.

—Buenos días, señora.

—Soy Graciela —Ella se veía realmente molesta, pero al verme se dibujó una sonrisa en su rostro

—Busco a Aarón

—Está en su habitación. Adelante, guapo.

Me resulta extraño que una mujer como ella sea esposa de José Luis. Según lo que me ha contado Belinda, es un hombre serio, maduro y trabajador.

No tengo nada en contra de la vestimenta de las mujeres. Ellas son libres de vestirse y actuar como les plazca, pero ella me inspira desconfianza. Algo en ella no me gusta y no explico que es.

En este momento posee un vestido color rojo escotado y la falda le cubre hasta arriba de las rodillas. Por su maquillaje me percató de que estaba a punto de salir.

—¿Quieres beber un café? —Me pregunta en cuanto me guía hacía el sofá

Asentí con la cabeza —Le pasó algo en la cara

—Háblame de tú

Ella no es demasiado grande si le hablo formalmente es porque técnicamente es la tía de mi mujer.

—¿Te paso algo?. Tienes un rasguño.

—Una estúpida me golpeó y me robo unas joyas que tenía.

—¿La denunciaste?

Ella asiente con la cabeza

—¡Fer! —Fuimos interrumpidos cuando Aarón bajo corriendo las escaleras.

El pequeño dejo un beso en mi mejilla y me dio un fuerte abrazo el cual correspondí.

—Enano vine a visitarte ¿Tengo un regalo para ti?.

—¿Qué es?

—Ya verás

—Te agradezco lo amable que eres con mi hijo. Él nos ha contado mucho de ti. —Ella une su mano a la mía.

—Fer podemos pasear en tu carro —Me pide Aarón

—Si a tu madre no le importa

—Claro que no—Responde ella cuando regresa con un café y unas galletitas.

Intente ser amable, pero el café está frío y sin sabor. Aarón río al ver mi rostro de desagrado, creo que la mujer no lo noto.

—¿Te gusta?

—Sí, pero me duele un poco el estómago. —Me centré en Aarón —Enano ve por tu bicicleta y podemos ir a un parque a practicar.

Él asiente y se marcha prácticamente corriendo rumbo a las escaleras

Capítulo 30 1

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