Simplemente, cerré los ojos e intenté que mi mente me llevará a otro lugar como lo hacía en cada ocasión que Diego abusaba de mí, pero está vez fue diferente.
Sentí que su cuerpo se alejaba de mí bruscamente. Cuando abrí los ojos vi la imaginen de Fernando y Diego en el suelo porque supongo que él lo empujó.
El ojiazul no pierde el tiempo y estrecha su puño dos veces en el rostro de Diego logrando romperle la nariz.
Simplemente, cubrí mi blusa con mis manos sin dejar de derramar ninguna lágrima. En realidad parezco gelatina o una gallina.
—No vuelvas a tocarla o te mataré con mis propias manos.
—¡No te metas en mis asuntos con mi mujer! —Exclama Diego cuando se levanta del suelo
—Ella no es nada tuyo.
—Espera a mi hijo por ende es mía.
—¡Tú la obligaste maldito cerdo! ¡Eres tan cobarde que solamente así logras tener a una mujer!.
Fernando se volteó cuando Aarón se acercó corriendo junto con Meg y esto lo aprovecho Diego para pegarle un puñetazo en la mejilla. Creo que le dejará una gran marca.
—¡Papi! —Escucho el llanto de Aarón y eso me estremece.
—¡Lárgate Diego! —Sin dudarlo me interpuse entre él y Fernando y el segundo aprovecho para levantarse —¡Están presente los niños, idiota!. ¡Vete Diego!.
—¡Vamos afuera! —Propone Fernando furioso, puedo ver el desconcierto en Diego porque su primo le gana en fuerza y sabe que es una batalla perdida.
—¡Me las pagarás! —Me advierte a mi
—¡Antes de tocar a mi mujer tendrás que matarme y te aseguro que no será nada fácil, imbécil!
—Ten cuidado con lo que deseas, primito—Jala el brazo de la niña —Vamos Megan
—¡A la niña no te la llevas! —Extendí mis brazos y ella se acercó a mí dándome un abrazo —¡Lárgate y nunca vuelvas!.
—No tienes tanta suerte, chiquita. —Es todo lo que dice antes irse, debí detener a Fernando para evitar que lo siga.
—¿Te hizo algo? —Él llevó sus manos a mi cintura y negué con la cabeza entre lágrimas.
—¡Dime la verdad!.
—No me hizo nada, te lo juro.
Él simplemente me estrecho entre sus brazos y comenzó a frotar mi espalda. Al sentir su calor no logré contener mis lágrimas.
Aún siento las manos de ese cerdo en cada parte de mi cuerpo y su asqueroso aliento. Ni siquiera mi embarazo ni la presencia de su hija lo detuvo para intentar violarme, no tiene límites.
Fernando me cubrió con su chaqueta y se dedicó a cargar a Megan entre sus brazos quien no deja de llorar, yo me ocupe de consolar a Aarón en el sofá.
—¿Por qué Diego y tú se golpearon, Fer?. —Pregunta Meg
—Son asuntos de adulto, princesita.
—Mi bebé ya no llores, papi y yo estamos bien. —Deje un beso en su mejilla
—¡Papi!
Cuando él lo llama Fernando se acerca a nosotros y yo golpee suavemente su mejilla con mi mano
—Vez no le duele.
—Estoy bien mi campeón. Suban arriba a mirar caricaturas mientras hablo con Belly.
Cuando ellos se alejaron cerré las puertas traseras y delanteras con llave. Tengo miedo de que ese infeliz regrese.
—¿Quieres ir a la clínica? —Me pregunta él y yo negué con la cabeza
—Muchas gracias
—Sé que fui el mayor de los idiotas y no puedo cambiarlo, pero de ahora en adelante te protegeré de Diego a ti y a tu bebé. —Él lleva su mano a mi estómago.
—Me estoy muriendo del miedo —No logró contener mi sollozo y por ello él me vuelve a abrazar mientras nos sentamos en el sofá.
—Lo mató antes de que te toque un pelo. —Él deja un beso en mi frente.
Él hizo algo inesperado, algo que me sorprendió y me desconcertó bastante. Sé inca y arrodillo frente a mi reposo su cabeza en mi regazo sin dejar de llorar.
—De verdad lo siento, nunca pude cuidarte….—No logra hablar bien debido a su sollozo
Lleve mis manos a su mejilla y levante su mentón para mirarlo a los ojos. Es increíble la manera en la cual se estruja mi corazón al ver a ese azul empapado de lágrimas.
Muy pocas veces lo he visto así de mal porque él no es la clase de hombre que deja ver sus emociones.
—No es tu responsabilidad.
—Si lo es, ese tipo es mi primo.
—Por favor levántate.
Él asintió y se volvió a acomodar a mi lado en el sofá sin dejar de abrazar mi cintura.
—Te juro que lo mataré
—Yo no quiero eso, la muerte no es suficiente castigo y no quiero al padre de mi hijo en prisión por culpa de un desecho humano como Diego.
—Debe haber algo que pueda hacer para ayudarte. Por favor pídeme lo que sea.
—Solamente evita enfrentamientos estúpidos. No me gusta que tú y Aarón se expongan, aunque me duela deberías regresar a Estados Unidos con él.
—No te dejaré sola, Belinda.
—No hay nada que puedas hacer.
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