CAPÍTULO 3: UNA SIMPLE OMEGA.
Scarlett tembló de miedo y su corazón se apretó al escuchar las palabras crueles de su padre. En ese instante, un sirviente de la casa irrumpió jadeando, con el rostro pálido.
―Amo, el Beta del Alfa Arzen está aquí, ― dijo el hombre agitado. ―Viene por la señorita Ashly.
Sears apretó los labios y miró con más furia a Scarlett antes de girarse hacia el sirviente.
―Dile que iré en un momento. Ofrécele un poco de hidromiel.
El hombre asintió y se fue con prisa. Sears dio un paso adelante y entrecerró los ojos, antes de ordenar amenazante.
―Ve a prepararte, Omega. Y será mejor que lo hagas rápido.
Scarlett tragó saliva, preguntó confundida y aterrorizada.
―¿Prepararme? ¿Pa… para… para qué?
―Para ser una sustituta, ―dijo Sears con desdén. ―Tú ocuparás el lugar de Ashly. Serás tú quien se una con el Alfa Arzen.
El corazón de Scarlett pareció detenerse en ese instante, mientras recordaba las historias aterradoras sobre la crueldad de Arzen. Las leyendas hablaban de su ferocidad y despiadada naturaleza, y ahora su propio padre quería que se uniera a ese lobo, un ser que podría arrebatarle la vida sin dudarlo si así lo deseaba.
El miedo se apoderó de ella y, antes de que su padre se fuera, se negó.
―No, no puedo, yo… no puedo.
Sears le dio una sonrisa fría y sus ojos brillaron con una crueldad calculada.
―¿No puedes? ¿Y quién demonios está preguntándote? Si digo que te unes al Alfa, lo haces, o de lo contrario… ― miró a Lavinia y luego a Scarlett con una sonrisa sádica. ―Ella pagará por tu desobediencia. ¿Es eso lo que quieres, Scarlett? ¿Qué Lavinia sufra por ti?
El terror en los ojos de Scarlett se intensificó. Lavinia, la única persona que había mostrado un atisbo de bondad hacia ella, no merecía sufrir por su culpa. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras le suplicaba a su padre un poco de piedad.
―Por favor, no… no hagas esto. Lavinia no tiene nada que ver con esto. Por favor, no la lastimes.
Sears la miró con una satisfacción fría y cruel, disfrutando de su sufrimiento.
―Así me gusta, que supliques. Ahora, ve y prepárate. No me hagas quedar mal frente al Beta Dan, o te aseguro que Lavinia pagará el precio más alto. Y créeme, Scarlett, no dudaré en hacerla sufrir hasta que tú misma desees haber obedecido desde el principio.
Scarlett apretó las mano con impotencia, sabiendo que no había nada que pudiera hacer contra su padre y su crueldad. No tenía más opción que obedecerlo.
Lavinia dio un paso adelante y la tomo del brazo.
―Vamos mi niña, no perdamos tiempo.
Mientras Scarlett se alejaba, Sears la observó con una mezcla de desprecio y satisfacción triunfal. No permitiría que su familia perdiera la oportunidad de unirse al poderoso Alfa Arzen, incluso si eso significaba sacrificar a una insignificante y despreciable Omega como Scarlett. Para Sears, ella no era más que una herramienta desechable en sus ambiciosos planes. Sus objetivos eran mucho más grandes que cualquier lazo de sangre o consideración personal, y no permitiría que nada ni nadie, ni siquiera su propia hija, se interpusiera en su camino hacia el poder absoluto.
***
En el castillo, Arzen terminaba de escuchar lo que su Beta tenía para decir. Sus manos estaban apretadas, sus cejas fruncidas y sus labios formaban una fina línea de tensión.
—Estás diciendo que… ¿Ashly fue secuestrada? —preguntó, con la voz cargada de incredulidad y rabia contenida.
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