La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 1122

Afuera de un quirófano, Alejandro estaba sentado en su silla de ruedas y esperaba en silencio con Jett fielmente de pie a su lado. Melanie estaba en medio de la cirugía.

La cosita que vino sin su bendición pronto sería removida. Alejandro había pensado que no le molestaría todo el proceso y, de hecho, ese fue el caso cuando llegaron al hospital por la mañana o cuando Melanie estaba haciendo una serie de controles prequirúrgicos.

Luego llevaron a su esposa al quirófano y él de repente se sintió inquieto y preocupado. Pensó en cómo se verían Tiffany y su gran panza. Recordó la carita linda de Smore. Él no odiaba a los niños, simplemente odiaba la idea de formar la posteridad a partir de su sangre poco noble y desagradable.

“Sr. Smith, ¿y si Don Smith se enterara de esto? Quiero decir, él podría saberlo por los pequeños detalles de la recuperación de Melanie, ya que todos vivimos bajo el mismo techo, lo que hace que sea muy difícil ocultar los efectos de este aborto…”, Jett expresó su preocupación.

La mente de Alejandro estaba demasiado ocupada para preocuparse. “¿Y? ¿Y qué si se entera? El niño ya se habría ido para entonces. ¿Qué va a hacer él?”.

Jett abrió la boca y la volvió a cerrar. Por alguna razón, comenzó a compadecerse de Melanie. Un matrimonio que no podía tolerar la existencia de un hijo perfectamente sano entre ellos se había convertido en la cosa más sombría del mundo.

De repente, Alejandro preguntó: “¿Cuándo se espera que Tanya dé a luz?”.

“En algún momento de la primavera. En realidad, no recuerdo los detalles”.

‘Primavera. Por supuesto, esa sería probablemente la temporada en que el fruto de la unión de Tiffany y Jackson llegaría al mundo…’.

Unos latidos después, Alejandro rompió el silencio en el aire y ordenó: “Entra, dile al médico que detenga la operación ahora. Obvio, si aún no ha comenzado”.

El doctor exhaló un suspiro. “Ya veo. Eso es perfectamente aceptable. Se proyecta que el niño será bastante sano y normal, después de todo. Si acepta esta decisión, señora, puede regresar a casa ahora. Le deseo buena suerte con el bebé”.

Melanie salió del quirófano y vio que Alejandro ya se alejaba, empujando su silla de ruedas hacia adelante. Ella caminó, alcanzándolo, antes de agarrarse a las manijas y empujar las ruedas.

“¡Oh, Ale!”, ella exclamó con voz alegre. “Gracias. De verdad”.

Alejandro detuvo repentinamente las ruedas con las manos, lo que hizo que la silla de ruedas se bloqueara en su lugar. Confundida, Melanie preguntó: “¿Qué pasa?”.