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Arianne sacudió la cabeza con impotencia y regresó a su puesto. La relación de Robin con Sylvain todavía se consideraba por encima del promedio. El futuro de Sylvain ahora era incierto después de todo lo que había pasado. No estaba segura de qué pensar de la relación de Robin con Sylvain. Simplemente tendría que ver que pasa.
Mark la recogió después del trabajo esa noche. La pareja se dirigió al hospital con una bolsa llena de frutas. Como esperaba, Tiffany sentía demasiado dolor como para levantarse de la cama. Ella había sufrido más que ella. Se suponía que debía levantarse de la cama al día siguiente después de la cirugía. La cantidad de líquidos intravenosos que había recibido significaba que tenía que ir al baño varias veces. Tiffany lloraba y aullaba cada vez que tenía que ir al baño. Sus gritos hicieron que Jackson, que tuvo que apoyarla en el camino, comenzara a sudar frío.
Tiffany empezó a llorar cuando vio que Arianne y Mark habían llegado. “Arianne”, ella sollozó. “Debí haberte escuchado y elegir el nacimiento natural... Me duele tanto…”.
Arianne la ayudó a acostarse y peló una banana para ella. “No hay pastilla para el arrepentimiento. El parto natural también duele y el proceso de parto es más largo. Necesitarias unos días desde el inicio del nacimiento hasta el final del mismo. En el medio, sufrirás oleadas de dolor una y otra vez. No es mejor que una cesárea. Va a doler de todos modos. La única diferencia es el plazo de recuperación. Solo asegúrate de comer bien durante los próximos días y te recuperarás más rápido. Dejará de doler después de dos días, créeme. Solo aguantalo”.
Jackson secó con cuidado las lágrimas de Tiffany. “No llores, mi mamá dijo que llorar después del parto es malo. ¿Qué pasa si retrasa la recuperación?”.
Tiffany le lanzó una mirada de resentimiento. “Todavía no entiendo por qué elegí dar a luz a este niño. ¿Cuánto te amé para aceptar voluntariamente sufrir todo esto por ti? Me siento como si hubiera vuelto de entre los muertos…”.
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