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Arianne encontró a Tiffany sentada junto a la ventana inmediatamente después de llegar al restaurante. Ella ordenó sus emociones, luego caminó lentamente hacia ella y se sentó.
Antes de que pudiera comenzar, Tiffany comenzó a parlotear una y otra vez, “Estoy acabada, estoy acabada. Pensé que había encontrado un buen trabajo, ¡pero nunca pensé que mi jefe resultaría ser Jackson West! Golpeé su auto y también le dije algunas palabras odiosas. ¡Nunca he conocido a nadie que no guarde rencor! Definitivamente no duraré mucho en su compañía. Bien podría recoger mis cosas y marcharme en lugar de esperar a que me despida..."
Arianne estaba un poco nerviosa. Estaba pensando en las razones de Ethan para buscarla. Si le daba esa tarjeta a Tiffany, indudablemente creería que a Ethan le estaba yendo bien en la vida, el tipo de vida que significaba que podía gastar millones sin pestañear. No había mayor bofetada en la cara que decirle a alguien que su ex estaba mucho mejor de lo que ella estaba...
Tiffany se puso nerviosa cuando notó su silencio. “Di algo, Ari. ¿Qué debería hacer ahora?"
Arianne se calmó y dijo, "Tiffie, puede que no conozca muy bien a Jackson, pero él es cercano a Mark. Las personas como él tienen una tolerancia bastante alta y probablemente no le guardaría rencor a una chica joven. Sigue haciendo tu trabajo y mira cómo te va. Tengo algo que decirte…"
Tiffany apoyó la barbilla en sus manos y la miró con inocencia. "Adelante".
“Ethan vino a buscarme a mi oficina, en la planta baja. Me pidió que te diera algo". Esta fue la conclusión de Arianne después de mucha deliberación. No tenía sentido aferrarse a la tarjeta. Conociendo a Tiffany, habría abandonado todas las incertidumbres. Quizás este dinero podría ser utilizado como un premio de consuelo para compensar sus pérdidas.
“¿Qué… te pidió que me dieras? Jaja… ¿Qué podría tener de bueno? Nada, excepto el dinero, podría hacerme feliz ahora. ¡Es prudente al no venir a verme, porque lo mataría a golpes! " Tiffany sonaba como si estuviera bromeando, pero sus ojos se nublaron con una tristeza inconfundible, que parecía que podría desbordarse.
"Es eso exactamente, dinero. Y tampoco es una cantidad pequeña". Arianne sacó la tarjeta. "La contraseña es tu cumpleaños".
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