La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 1331

Smore ya estaba completamente despierto. Arianne, en un gesto dulce, había colocado al niño junto a Mark en su cama. Cuando Mark miró, sus ojos se encontraron con los ojos grandes y llorosos de Smore mientras murmuraba: "Leche... Querer leche...".

Mark se frotó la cara, se obligó a despertarse y sacó a Smore de la cama con una mano antes de bajar las escaleras para prepararle un poco de leche. Desafortunadamente, nunca había hecho esto antes, y ahora, estaba teniendo problemas para calcular la cantidad de solamente la leche en polvo.

Él estaba a punto de intentar llenar la mitad de la botella de leche con polvo antes de verter media botella de agua cuando Mary se abalanzó rápidamente al rescate. “¡Oh, Sr. Tremont! Permíteme ocuparme de esto. Solo tomará un momento; mientras tanto, puedes distraer al Amo Aristotle. Pero si tienes prisa, siempre puedes irte. Primero ayudaré al Amo Aristotle a cambiarse".

Mark todavía se veía un poco triste. "No tengo prisa. Podría ir a mi oficina un poco más tarde".

Smore miró a su alrededor y comenzó a llorar por su madre, lo que no ayudaba en absoluto a la melancolía de Mark. "Smore, Mamá nos dejó. No volverá hasta después de una semana. No tiene sentido gritar por ella ahora".

Mary observó lo lamentable se había convertido el dúo de padre e hijo desde que Arianne no estaba, y su risa salió de ella. “¡Bueno, hay que ver para creer! ¿Quién hubiera pensado que te tomarías tan a pecho la ausencia temporal de la señora, Sr. Tremont?”.

"¿Yo? ¿Tomandome su ausencia a pecho? ¡Por supuesto que no!". Mark negó en voz alta. “Al diablo una semana. ¡Puedo seguir sin ella no solo por una semana, sino por un mes o incluso un año!".

Él inmediatamente se arrepintió de lo que dijo. Si Arianne no estuviera en casa durante un mes o un año, Mark no sabía si él o Smore sufriría un ataque de llanto primero.

"Si no estás de humor para trabajar, déjame ser tu reemplazo temporal, ¿está bien? Sé que un corazón roto necesita mucho tiempo para recuperarse".

Alejandro se apresuró a detectar el golpe ligeramente velado en sus palabras. “Nadie te pidió que opinaras con un comentario ingenioso, mujer. No estoy de humor para seguirte la corriente".

Una vez más, sus palabras le enviaron escalofríos a Melanie hasta la médula. “No fue un comentario ingenioso; fue una observación real. ¡Mírate! Todo lo que has hecho después de visitar a Tiffany es estar deprimido. ¡Ni siquiera puedes dedicarle una cantidad responsable de atención a los asuntos de tu propia compañía! ¿Qué más puedo hacer contigo—excepto convertirme en tu reemplazo cuando estás demasiado sombrío para manejarlo?".