La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 1404

Mark apareció dentro de la Torre Tremont unos momentos después. Desde la entrada al piso cuarenta y seis, su presencia estuvo marcada por ojos muy abiertos sobre ojos muy abiertos, mientras la atención absorta estaba clavada en él mientras deambulaba por su oficina. Si no hubiera sido por Henry, su incondicional mayordomo, que siguió el movimiento de Mark, nadie hubiera creído que él era el artículo genuino.

Mark se sorprendió al no encontrar a Arianne, así que le preguntó a Davy quien estaba sorprendido: "¿Dónde está ella?"

Davy estaba tan abrumado que su respuesta salió como un tartamudeo. “S-S-Señora, eh, ella r-regresó a casa, ¿creo? Sylvain se acercó a ella con entusiasmo, así que probablemente se enteró de su regreso de él... Um, Sr. Tremont, ¿se encuentra bien?”

"¿Me veo de otra manera?" Mark respondió rotundamente.

Mientras hablaba, cruzó la habitación y se sentó detrás del escritorio. Podía oler una fragancia, sin duda dejada por Arianne. Le maravilló el hecho de que ella hubiera empezado a usar un perfume; olía suave y dulce, como la propia mujer.

Mark miró la pila de documentos deshechos sobre el escritorio y comenzó a recogerlos. Debe estar agotada todo este tiempo, pensó.

Al verlo comenzar a trabajar casualmente, Davy preguntó tentativamente: "Uh-hem, ¿Sr. Tremont? ¿No se pondrá en contacto con la Sra. Tremont?”

"Déjame terminar todo el trabajo que necesita hacer hoy para no tener que regresar más tarde, ¿de acuerdo?" Mark entonó sin levantar la cabeza de su trabajo. "Me iré a casa tan pronto como termine. Será bueno regalarle un merecido descanso por todo lo que ha hecho".

Davy se quedó sin habla. ¿Cómo podía su jefe permanecer tan imperturbable incluso después de todo lo que había sucedido? ¿No quería conducir directamente a casa y abrazar a su esposa e hijo? ¿Cómo podía una persona normal actuar con tanta calma en las circunstancias por las que había pasado? ¡Era como si no solo engañara a la muerte, sino que acabara de emprender un viaje al extranjero muy, muy largo!

Por supuesto, Davy solo era lo suficientemente valiente como para gruñir dentro de los confines de su cabeza. No tenía agallas para decir esas cosas en voz alta.