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Sylvain sospechaba a medias. "Bien, me creeré tu m*erda. ¿Quién sabía que podrías hacerlo de esa manera?”.
Arianne se rio. Ella fue a la cafetería de la compañía con Sylvain durante la hora del almuerzo. El vestíbulo de la cafetería de la Empresa Tremont era bastante imponente; había todo tipo de platos disponibles, de autoservicio. Ella podía comer lo que quisiera y era gratis. Nadie necesitaba pagar por comida que sabía incluso mejor que un restaurante al aire libre, por lo que la mayoría de los empleados optaban por comer en la cafetería.
Cuando Arianne y Sylvain se sentaron a comer juntos, un grupo de mujeres los rodeó. "Sylvain, eres bastante cercano a nuestra Señora Directora Ejecutiva".
"Deja las est*pideces, simplemente nos llevamos bien", respondió Sylvain con amargura. "Nos conocemos desde hace un tiempo. ¿Y si el Sr. Tremont escucha esto? ¿Estás intentando que me despidan?”.
Las mujeres miraron atentamente el rostro de Arianne. Si Arianne parecía un poco molesta, se detendrían. Sin embargo, Arianne no lo estaba. Ella todavía estaba sonriendo, por lo que sus bromas se volvieron más atrevidas. Después de todo, Arianne fue una vez su jefa y ahora ella trabajaba como una empleada promedio. Nadie podía entenderla o se atrevía a acercarse a ella tan fácilmente, sobre todo porque tenían miedo de ofenderla, pero querían ganarse su favor al mismo tiempo.
De repente, Mark y algunos ejecutivos de alto rango entraron en la cafetería. Recogieron sus almuerzos y se sentaron a una mesa no muy lejos. Mark también estaba de espaldas a Arianne. Todo el mundo habría pensado que Mark y Arianne no eran parientes, si su relación no fuera una verdad no escrita.
Solo entonces Sylvain creyó las palabras de Arianne. "El Sr. Tremont es muy profesional. Ni siquiera te mira en la oficina".
Arianne apartó el pollo frito de su plato. "No puedo terminarme esto. Este muslo de pollo es demasiado grande. Tenía un gran apetito cuando elegí esto, pero ahora estoy llena".
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