La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 1491

Smore estaba al pie de la escalera, abatido. Quería presentarle un dibujo que hizo a Mark, solo para que su padre lo ignorara.

Su angustia hizo que a Arianne le doliera el corazón. Odiaba que los sentimientos de infelicidad entre padres se desahogaran con su inocencia, especialmente cuando Smore era uno de ellos.

Se acercó al niño herido y lo abrazó. "Papá no está de buen humor", arrulló. "No es su intención ignorarte. Ya sé, ¿qué tal si me muestras lo que hiciste?”

Una sonrisa estalló en Smore, el presentó su arte como un tesoro a su madre. Arianne lo examinó de cerca antes de halagarlo con una sonrisa. “¡Esto es asombroso, cariño! ¡Eres muy bueno dibujando! Muy bien, ¿te gustaría jugar un rato con la abuela? Mamá necesita mimar a tu papá ahora porque está de mal humor. Necesita que alguien sea amable con él, como lo que hago contigo cuando estás molesto, ¿de acuerdo? También es muy triste si todos ignoran a papá, ¿verdad?"

Smore asintió con la cabeza en comprensión y corrió hacia Mary.

Arianne exhaló un suspiro de alivio. Comenzó a subir las escaleras.

Inmediatamente después de empujar la puerta de su estudio para abrirla, Arianne escuchó un gruñido bajo y ligeramente impaciente de Mark. "¡Déjame solo!"

Arianne detuvo sus pasos intuitivamente. "Oye, no me digas que te crees de la edad de Smore, siendo vanidoso y difícil cuando te apetece, Mark. ¡Nunca imaginé que alguna vez perderías la calma así!"

Mark la ignoró deliberadamente, eligiendo jugar con un encendedor de hermoso diseño en su lugar.

Arianne avanzó y le arrebató el encendedor. “Lo siento, pero esto está fuera de los límites. No voy a dejar que fume a mis espaldas, señor. ¿No es un hábito tuyo ir directamente a la ducha después de llegar a casa del trabajo? Es casi la hora de cenar, así que ve y báñate ya".

Mark, todavía en silencio, jugueteó con un bolígrafo esta vez.

De repente, Mark la atrajo hacia sí y apoyó la cabeza en su pecho como un niño que solo busca consuelo. "Estoy tan cansado."

Arianne se sentó en su regazo y le palmeó la espalda con lástima. "Lo sé, lo sé. Lamento no poder ayudarte a soportar más tu dolor".

Mark respiró hondo. “Que estés a mi lado es todo lo que necesito de ti. No importa lo que haga; Yo siempre soy yo. Así que, por favor, que no se te ocurran ideas extrañas y malévolas sobre quién soy, ¿de acuerdo? Cada vez que te veo, me siento estresado, siento que la presión me aprieta. Me preocupa que no sea lo suficientemente bueno para ti o que en secreto pienses que soy aterrador. Solo quiero que sepas que pase lo que pase, nunca te trataré de esa manera".

Arianne finalmente entendió a Mark. No es de extrañar que cada pequeña cosa que ella hiciera, sin importar lo microscópica que fuera, pudiera afectarlo. Su rabia no estaba dirigida a ella sino a sí mismo.

"Lo sé, no te tengo miedo, ni creo que seas aterrador. Bueno, entonces, Señor Mark Tremont, creo que ha tenido tiempo suficiente para desahogarse, ¿no es así? Es hora de mostrarle un poco de amor a su hijo. No le has prestado ninguna atención desde que llegaste a casa; le dolió".