La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 237

Mark volteó la cabeza hacia atrás y la miró con complejas emociones corriendo por sus ojos. “¿Y si te dijera que el pasado no importa? Realmente no me…”. Antes de que pudiera terminar su oración, fue interrumpido por Aery y su familia. No solo su madre estaba allí ese día, sino que incluso su padre, Jean Kinsey, estaba allí.

“Mark querido, ¡qué coincidencia! No esperaba encontrarte aquí. Ha pasado mucho tiempo, ¿cómo estás?”. Aery fingió que no había pasado nada y le habló a Mark con su habitual voz cursi.

Mark estaba bastante triste por ser interrumpido, así que, naturalmente, sus sentimientos se reflejaron en su rostro. “Sí”, respondió secamente.

Aery sabía cómo observar la situación, por lo que se hizo a un lado y dejó de hablar, pero continuó mirando mal a Arianne. Jean y Helen actuaron amistosos con Mark. Hablando de planes, esos dos probablemente estaban en otro nivel. Incluso se dirigieron directamente a él como 'Mark' en lugar de 'Sr. Tremont 'como todos los demás. “Hoy hace buen tiempo, Mark. Es bueno que hayas sacado a Ari. Ella nunca ha gozado de buena salud desde que era joven. Me alivia ver que le ha ido bien en la familia Tremont todos estos años”.

Arianne no podía soportar el comportamiento hipócrita de Helen. ¡Ella tenía literalmente dos caras! Aun así, Arianne se reprimió. Si no estuvieran en público, realmente le habría dicho a Helen lo que pensaba.

Por derecho, Helen era considerada la suegra de Mark. Ella no estaba haciendo nada malo, así que Mark todavía tenía que complacerla. “No hay nada de qué preocuparse. Ella ha estado bastante bien”.

Al ver que la actitud de Mark hacia Helen no era tan fría, Aery aprovechó la oportunidad. “¿Por qué no unimos las mesas y comemos juntos? Es raro que la familia se reúna. ¿Qué piensas, hermana mayor?”.

Tan pronto como surgió la pregunta, todos dirigieron su mirada a Arianne. Si hubiera sido en el pasado, Arianne habría aceptado por cortesía e incluso habría soportado la incomodidad de hacerlo. Sin embargo, ya no quería forzarse. “¿Familia? ¿Quiénes? ¿Alguno de ustedes comparte el mismo apellido que el mío? Estoy fuera de su alcance y prefiero la tranquilidad. Por favor, busquen una mesa en otro lugar”.