La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 742

Eric se sorprendió. "Tú... ¿No será un inconveniente? Está bien. Puedo esperar a que me lo envíen... No es necesario que te fuerces".

Ella se encogió de hombros con indiferencia. "Está bien, es solo una ruptura. No es que nos hayamos convertido en enemigos. ¿Por qué me molestaría esto? No estoy preocupada. No te preocupes, te garantizo que terminarás el trabajo. Tú eres el jefe, tú tomas la decisión".

Tiffany podría haber sonado confiada cuando dijo esas palabras, pero cuando llegó a la planta baja de la oficina de Jackson, no podía evitar sentirse aprensiva. ¿Cómo iba a enfrentarse a él? Miró la hora en su reloj. Quedaba media hora para la segunda mitad de la jornada laboral. Jackson no debería estar a esta hora, así que todavía tenía tiempo para prepararse mentalmente. Respiró hondo y entró. Las cosas no iban tan bien como le gustaría. El elevador todavía estaba en el piso veinticinco, por lo que tenía que esperar un poco.

Sacó su teléfono y jugó con él mientras esperaba el elevador. Guardó su teléfono cuando el ascensor hizo un ‘ping’. Miró hacia el elevador, estaba vacío. Ella suspiró aliviada. Podía imaginar lo incómodo que sería si se encontrara con caras conocidas en la compañía.

Poco después, el elevador llegó al piso designado. Una vez que se abrieron las puertas del ascensor, ella salió rápidamente. Solo había dado dos pasos cuando se detuvo abruptamente. Había un grupo de personas de pie fuera del elevador, ¿y el líder del grupo? ¡Jackson! Según su posición, parecía que iban a bajar para tener una discusión en la sala de reuniones. ¿Cuáles eran las probabilidades de que ella viniera cuando tenían su reunión mensual de personal? ¿Cómo podía haberse olvidado de eso? Durante la reunión, los altos ejecutivos de la compañía terminarían sus recesos del almuerzo media hora antes de lo habitual.

Su corazón dio un vuelco cuando sus ojos se encontraron. Había una mirada levemente aguda en sus ojos. Parecía tan animado como siempre. Su traje finamente confeccionado se ajustaba a su cuerpo alto y recto. Incluso entre una multitud, todavía era el centro de atención. Era el más llamativo de todos. La silenciosa indiferencia en sus ojos le recordaba que ya no había ninguna conexión entre ellos. Eso estaba bien. Solían ser tan cercanos, pero ahora eran como extraños. Él ya no le pertenecía.