La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 817

Se humedeció los labios, que se habían secado por su nerviosismo. "Sí, no debiste haber venido. No pasó nada entre nosotros, ¿verdad? Pensé que lo entenderías una vez que dejé de contactarte. No deberías perder tu tiempo conmigo. Te he dado lo que te mereces, ¿no puedes dejarme ir? Si no comprendes las reglas, no deberías entrar en esta línea de trabajo. No dejes que esto vuelva a suceder nunca. No volveremos a hablar entre nosotros".

Sasha inmediatamente se echó a llorar. "Entiendo... lo siento... no soy diferente de otras mujeres, ¿verdad? Pero fuiste mi primero. Lo siento. Me estaba engañando".

Sasha inmediatamente terminó la llamada después de eso. Solo había una cosa en la mente de Tiffany: "Pero tú fuiste mi primero".

Jackson levantó los brazos en señal de rendición. “Bien, ustedes las mujeres nunca pueden sentirse ofendidas. No lo volveré a hacer. Puedes hacer lo que quieras. Puedo soportarlo... Pero mantengo mi postura, no admitiré haberme acostado con una mujer a la que nunca he tocado".

Tiffany sonrió y extendió la mano para rascarle la cara con un movimiento rápido. Jackson se miró en el espejo, suspirando. "La mi**da más aterradora de la historia... Tengo muy mala suerte. Cosechas lo que siembras. Finalmente entiendo lo que significa la frase. A partir de ahora, no volveré a coquetear con otra mujer...".

Por supuesto, tenía demasiado miedo de hacer movimientos durante toda la noche. Después de estar asustado durante toda la noche, sentirse emocionado a la mañana siguiente era simplemente inevitable. Cuando extendió la mano para tocar a Tiffany, completamente por costumbre, se encontró con una fuerte bofetada. Se puso serio, refrenó sus vacilantes deseos y se levantó de la cama para lavarse. Las marcas de arañazos en su rostro seguramente serían un tema de entusiasta discusión en la oficina… Olvídalo. Se lo merecía. Debería soportarlo.

Después de dejar a Tiffany en su oficina, se dirigió a su propia oficina. Había evitado deliberadamente la ajetreada hora pico de la primera mitad del día para evitar que demasiadas personas vieran las marcas en su rostro. Aun así, sus empleados todavía lo miraban con curiosidad mientras pasaba junto a sus escritorios y susurraba entre ellos.