La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 861

Mark sintió irritación. “Oh, entonces nos tratas como si fuéramos Uber, ¿eh? Bien, bien entonces. Dios mío, ¿puedes ver cuánto sufre el niño? ¡Se ve absolutamente patético! Gah, ¿ese moco gotea en su boca? Alguien límpielo ahora, urghh...”.

Ver el asco en su rostro realmente irritó a Arianne. “¡¿Te… te repugna tu propio hijo?! Mark maldito Tremont, ¿acabas de sugerir que se limpie los mocos como algo demasiado sucio para tus manos de la realeza?”.

Por alguna razón que solo Mark conocía, él estaba completamente en contra de la idea de limpiar la mucosidad de su hijo, como si el acto mismo fuera realmente la cosa más espantosa que jamás tuvo la desgracia que le pidieran que hiciera.

Una vez en el coche, Mark tomó automáticamente el asiento del pasajero y dejó el asiento trasero para Arianne y Mary. Mientras tanto, Arianne les dio mascarillas a Mary y Brian, ya que quería reducir la cantidad de personas que su hijo podría infectar. Que toda la propiedad de Tremont se viera afectada por la misma enfermedad al mismo tiempo era provocar el caos.

De camino al hospital, Bombón empezó a llorar por leche. Desafortunadamente, la leche que habían traído era suficiente para una toma; por ahora, no sabían cuánto más lejos estaban del hospital y si la leche sería suficiente.

Arianne quería amamantar a su hijo, pero la idea la avergonzaba. Todavía era bastante nueva en el asunto de la maternidad, por lo que era razonablemente reservada a la perspectiva de amamantar públicamente, incluso si estaba en un coche con muy pocas personas.

Mark odiaba los ruidos, por lo que el llanto de su hijo lo molestó un poco. “Se está quejando, lloriqueando. ¿Por qué diablos está lloriqueando?”.

“Parece que tiene hambre”, respondió Arianne en voz baja, con la cabeza gacha.

Él volteó la cabeza para mirarlos a los dos con expectativas. “¿Entonces?”.

Arianne le lanzó una mirada silenciosa, pero violenta.

Él rápidamente cedió y se quitó la chaqueta antes de ofrecérsela. “Usa esto. Y amamántalo”.

Mientras tanto, mientras el coche se dirigía a la empresa, Mark no podía dejar de oler un olor extraño que impregnaba el aire: leche. Olía como una mezcla de leche y bebé.

No le molestó, como tal; simplemente no pensó que ayudaría a afianzar su dominio si olía a leche mientras le daba órdenes a sus empleados. Había pensado que salir del coche y tener vientos naturales a su alrededor haría que el olor se desvaneciera, pero por alguna razón, el olor se quedó. Se sentía confuso por dentro y profundamente incómodo.

Brian no era de los que andaban con rodeos. “Señor, ¿cree que el joven amo, eh, derramó un poco de leche en su chaqueta? Hace un rato en el coche cuando lo alimentaban, estoy seguro de que había tosido bastantes veces…”, señaló. “Mi punto es que usted huele a leche. Huele como si con frecuencia cuidara al bebé en casa”.

Mark arqueó una ceja. “¿Estás sugiriendo que, en realidad, no lo hago? ¿Crees que soy de sangre fría? Bueno, te lo diré de inmediato: este aroma es estupendo. Me gusta, entonces, ¿está mal que lo use? Es el olor de mi hijo y me siento feliz oliéndolo. ¿Hay algo malo con eso?”.

Brian fue intimidado hasta que se quedó sin habla hasta que finalmente respondió: “¿Sabe qué? Olvide que dije algo, Señor”.