— Sígueme.
Caminaron por la planta baja y abrió una puerta, el lugar estaba iluminado, lleno de ventanas que daban al jardín un maniquí y una cantidad de telas impresionantes, distintas texturas y colores, maquinas de cortar y coser, hilos, agujas, una mesa de diseño, todo lo necesario para crear ropa.
— Cielos… - Kate se paseaba por las telas tocándola con la yema de sus dedos mientras Bastien se afirmaba contra la pared con los brazos cruzados. — estas telas son muy caras, y raras, donde las conseguiste
— Tengo mis contactos, sé que estudias diseño de modas y te gusta crear ropa, aquí tienes todo lo necesario.
— Y con qué fin si soy una Prisionera.
— Cuando termines, haremos un desfile de modas en Milán, crearé tu propia marca de ropa, y podrás mostrarle al mundo tu talento.
— Pero aun estoy estudiando, no he terminado la carrera.
— De que sirve un cartón si todo lo que necesitas está aquí – Bastien tocó su cabeza – y aquí – Bastien tocó su corazón, pero Kate dio un paso atrás – Kate, no me rechaces no te haré daño.
— Déjame dudarlo.
— Kate tu no entiendes
— ¡¡Entonces explícamelo!!
— No puedo, este será tu santuario, todo lo que necesites solo hazme una lista y te lo traeré, incluso puedo ser tu modelo – una sonrisa traviesa asomó en sus labios –
— ¡No! Solo he tenido un modelo en mi vida, y ese lugar nadie lo ocupará jamás
— Puedo ser un buen modelo
— Ni lo pienses, no le llegas ni a los talones a mi Sebastián – una sonrisa asomó en los labios de Bastien –
— ¿Tan perfecto era ese tal Sebastián?
— Sí, era le niño mas dulce que he conocido, prometimos que cuando creciéramos yo diseñaría y él modelaría, pero…
— ¿Pero que?
— Sus padres adoptivos se lo llevaron una noche y jamás supe de él.
— ¿No has tratado de contactarlo?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La protegida de Bastien