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La venganza de la ex esposa romance Capítulo 28

Su ceño estaba fruncido, sus labios los había pintado de rojo, se había puesto su mejor traje, y su cabello lo había trenzado elegantemente. Sara estaba lista para enfrentar a esa mujer que casi arruina sus planes una vez, y pensaba en dejarle muy en claro que ella siempre sería la única esposa de Enzo Stone.

Sara había seguido a Adalet hasta el edificio de Triade Corp., en donde seguramente era una simple empleada. Había planeado armar un escandalo lo suficientemente grande para lograr que la mujer fuera despedida, luego, llamaría a Ernest Stone para volver a ponerla en algún lugar en donde ni siquiera los rayos del sol alcanzaran a tocar su piel. No iba a permitir que la miserable rata callejera se volviera a interponer en su camino, se aseguraría de ello.

Subiendo a su auto, Sara conducía hasta aquel edificio, y cuando finalmente había llegado hasta el, se había anunciado como una cliente que buscaba la mejor opción para la construcción que tenia en mente. Todas las personas que estaban trabajando allí, la miraban con extrañeza, por supuesto, ella era una socialite muy conocida, era, después de todo, la esposa de Enzo Stone y la heredera Lestrange por derecho de nacimiento.

Observando con detenimiento a todas las personas, era curioso no encontrar por ningún lado a la mujer pelirroja.

—Oye, ayudante, ¿Tu conoces a Adalet? El otro día la vi entrar en este edificio e imagine que aquí estaría trabajando, quiero saber en donde está — exigió saber la Lestrange con poca educación.

Charles suspiro, aquella parecía ser no solo una mala cliente, si no tambien una ignorante.

—Por supuesto, la señora Williams está trabajando justo aquí en este momento, en un momento la mirara por usted misma — dijo el asistente de Adalet.

¿Williams? Se cuestiono Sara aquel apellido que ya había escuchado antes en alguna parte, ¿Ese era el nuevo apellido de Adalet? Charles tocó la puerta de la oficina principal, y anuncio a la cliente.

—Señora Williams, la señora Lestrange ha venido en calidad de cliente a preguntarle por algunas cotizaciones, lamento tener que interrumpirla — se disculpaba Charles al saber que su jefa estaba allí solo de paso pues aún estaba cuidando de su madre enferma.

Adalet frunció el ceño al reconocer ese apellido, el mismo que tenia la insufrible esposa de Enzo. Sintiendo curiosidad, asintió.

—Déjala pasar — ordeno.

Sara imaginaba que Adalet quizás tenía un puesto mayor al esperando, quizás, la asistente del dueño de esa compañía, sin embargo, luego de ser invitada a entrar en aquella oficina tan elegante, se sintió realmente asombrada al leer el nombre “Adalet Williams” CEO y Senior.

Adalet observo entrar a aquella mujer, la esposa de Enzo y la razón por la cual el hombre la había cobardemente abandonado y enviado a la cárcel.

—Adelante señora Lestrange, dígame, ¿En que puedo ayudarla esta mañana? — dijo Adalet sin levantarse de su asiento y mirando fijamente a aquella mujer despreciable.

Sara se sintió intimidada, aquella, en efecto, era la misma Adalet Jones que ella había conocido, pero, al mismo tiempo, era muy distinta. Había perdido aquella sonrisa tonta y dulzona que tanto había enamorado a Enzo, sus ojos azules, antes serenos, ahora parecían los ojos de un bravo felino que estaba a punto de lanzarse a cazar sin piedad a su presa. Su sencillez había sido remplazada por una imponente presencia que lograba intimidarla, y aquella sonrisa burlona la estaba irritando, no se dejaría intimidar, después de todo, Adalet Jones solo era una muerta de hambre.

—Que triste pelear por alguien como Enzo, un hombre sin valor, me das lastima, Sara, realmente debe de ser muy vergonzoso tener que lidiar con todos esos comentarios a cuestas, pobre Sara Lestrange, la esposa de un ebrio, de un imbécil que no sabe manejar sus negocios, y, además, estéril…ya lo sabes, en la alta sociedad cualquier chisme es la perfecta oportunidad para un cotilleo, pero no te preocupes, puedes irte tranquila, no soy el tipo de mujer que pelea por la basura y recoge lo que alguien más ya uso, a esa gente se le llaman pepenadores, ¿Lo sabias? Personas muy integras, a diferencia de ti, por supuesto — dijo Adalet burlándose y levantándose de su lujoso asiento.

Sara se sintió humillada, tanto como nunca antes, y a punto de abofetear a Adalet, esta le detuvo la mano con una fuerza poco común para una mujer, regalo que sobrevivir a la vida en prisión le había dejado.

—No cometas el error de desafiarme, Lestrange, porque yo si se perfectamente bien de lo que son capaces todos ustedes, pero ustedes, no saben de lo que soy capaz yo — dijo la pelirroja mirándola con desprecio.

Los guardias de seguridad habían entrado.

—Como te atreves… ¡¿Cómo te atreves a humillarme así si nunca fuiste más que solo una pordiosera?! — dijo Sara a gritos.

—Caballeros, escolten a la señora Lestrange fuera del edificio, desde este día la señora tiene prohibido el acceso — dijo sin más Adalet y Sara fue arrastrada fuera del lugar mientras lazaba improperios en contra de la pelirroja que la había humillado.

Adalet frunció el ceño, ya solo era cuestión de tiempo para que Ernest Stone se enterara de su presencia en la ciudad, pronto daría comienzo la guerra directa contra los Stone y ella ya estaba lista para golpearlos con todo lo que tenía, esta vez, seria ella quien vería a todos ellos hundidos en la miseria a la que injustamente la habían arrojado, les haría sufrir el infierno y rogar por el cielo.

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