La venganza de un grande romance Capítulo 37

José Miranda miró fijamente a Nataniel Cruz y forzó una sonrisa en su rostro:

—Así que usted es el marido de la señora Sosa. ¿A qué se dedica?

—Protejo el país —dijo Nataniel Cruz con ligereza.

Los ojos de José Miranda se abrieron de par en par:

—¿Qué?

—No lo escuche, señor Myers. Antes era un pobre soldado que renunció hace poco. Ahora está desempleado —replicó Mario Sosa con una sonrisa.

José Miranda se burló al oír eso:

—Nunca he visto a un pobre soldado hablar tan bien de sí mismo. —Después de eso, retiró su mano del agarre de Nataniel Cruz, ya que no quería estrechar la mano de un maleante desempleado.

Mario y Míriam Sosa miraron burlonamente a Nataniel Cruz y a Penélope Sosa y la última, miró al hombre con ansiedad, esperando que entrara en cólera y empezara a golpear a la gente por herir su ego. No era el tipo de persona que dejaba pasar el más mínimo insulto, sin embargo; Penélope Sosa agarró a Nataniel Cruz y habló por él:

—Sin soldados no hay paz. Su deber es proteger el país por todos nosotros. No veo nada malo en lo que acaba de decir Nataniel Cruz y, además, ¡ser soldado es un gran honor en sí mismo!

José Miranda estaba demasiado distraído por la curvilínea figura de Penélope Sosa como para continuar la discusión:

—Así es, así es. Estoy convencido. Sentémonos, ¿de acuerdo? —Los cinco tomaron asiento en la mesa.

José Miranda le dijo a su ayudante que les trajera una botella de vino, y resultó ser un La Romanee-Conti de primera categoría que podía costar más de un millón la botella. Este vino, era considerado como el mejor del mundo, e incluso el afamado Lafite palidecía en comparación con él.

José Miranda quería claramente demostrar su riqueza a Penélope Sosa, pues pensó que ninguna mujer sería capaz de resistirse a un despliegue de riqueza tan extravagante, y mucho menos alguien como ella, cuya empresa necesitaba dinero desesperadamente.

Tanto Mario como Míriam Sosa se sorprendieron cuando se les entregó la botella de Romanee-Conti. No faltaba gente en el mundo que tuviera coches caros, pero era raro encontrar a alguien que pudiera disponer del dinero para una botella de vino que costaba millones.

Capítulo 37 El mejor vino del mundo 1

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