Los cuatro peques que nos reunen romance Capítulo 5

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El gerente de recursos humanos dijo: "Celia Losa solo dejó la universidad en su tercer año en Ciudad de Águila, y estudió diseño de moda, ¿no es eso mejor que un simple diploma técnico?"

"Además, en su currículum dice que habla cuatro idiomas, todos a nivel avanzado..."

Antes de que el gerente pudiera terminar, Julia lo interrumpió: "Gerente, somos una empresa seria, no podemos hacer excepciones ni favores, ¿qué pasaría si el señor Delgado se entera? No sería fácil de explicar, ¿verdad?"

Después de un momento de silencio, el gerente miró a Celia, encogiéndose de hombros, y luego dijo con una cara de disculpa: "Señorita, lo siento."

"Realmente creo que eres muy capaz, pero tu nivel educativo no cumple con los requisitos de la empresa. No hay nada que podamos hacer." El gerente continuó explicando.

Celia apretó los dientes, pensando que si no fuera por Julia interfiriendo, ella todavía tendría esperanzas hoy.

Por fuera de la sala, Arturo Delgado pasaba justo por la puerta del salón de conferencias, y a través de la puerta abierta, vio a Celia con una cara de frustración y aparente resentimiento.

Arturo entrecerró los ojos.

"¿Qué posición está reclutando el departamento de recursos humanos hoy?" Arturo se detuvo y preguntó al secretario Izan que lo seguía.

"De recepcionista." Izan respondió rápidamente.

Después de un momento de silencio, Arturo dijo sombríamente: "Deja que esa cabeza de chorlito se quede."

"¿Eh?" Izan estaba algo sorprendido, pensando que solo era una posición de recepcionista, ¿realmente necesitaba el señor Delgado intervenir?

"¿Eh qué? Deja que esa tonta se quede, que limpie los baños." Arturo le gritó a Izan.

Aunque era bonita, no era más que una cabeza de chorlito, solo ella cree que puede ser recepcionista. De ninguna manera.

Izan, siguiendo al señor Delgado, pensó para sí mismo que el señor Delgado realmente no sabía apreciar la belleza. La chica era atractiva y claramente se veía inteligente, ¿y la quería para limpiar los baños?

No es de extrañar que a sus treinta y tantos todavía estuviera soltero.