Cap. 15: EL FUTURO
Isabel, al entrar sus hijos en la casa.
—Alberto gracias por llevar a los niños contigo un rato, discúlpame por pedírtelo.
—No te preocupes Isabel, sabes que puedes contar conmigo.
Alberto es un hombre muy callado, en el fondo de su corazón quiere a Isabel. Después de conocerla durante estos años, Alberto la considera su amor de vida, una madre carismática, una profesional y una mujer sexy que se ha vuelto más atractiva con los años, hasta ha tenido sueños eróticos con ella y cada vez la desea más. La situación actual le preocupa tanto a Alberto, que si él tuviera el dinero, con gusto se la llevara lejos ahora mismo y le pediría matrimonio.
—Mami, ¿tú estás triste?—le preguntó Marcus, arrugando su frentita y aguando sus ojitos.
—Marcus, mamá y el tío Alberto están hablando, dejémoslos solos, vamos a comer galletas —le advirtió Ricardito, limpiándole las lágrimas que Marcus dejó salir.
—Mami, tengo hambre —dijo Maiara.
—Vamos todos a la mesa a comer las galletas, el tío Alberto ha traído muchas. —Ricardito Lleva a sus hermanos hasta la mesa.
Los tres niños entablan una interesante y divertida conversación.
—Hermano Ricardo, conoces a ese hombre que estuvo aquí hoy—preguntó susurrando Maiara.
—Es nuestro papá —dijo Ricardito.
—Entonces, ¿si es mi papi ese amigo que tiene carro rojo? —habló bajito Marcus.
Mientras Maiara sólo encogió su naricita y miró inquieta a sus hermanos.
—¿En serio?—dijo Maiara.
—Es verdad, Mamá me lo dijo ella misma —Confirmó Ricardito mirándolos muy serio.
—¡Yupi! ¡Marcus ya conoce a papá de Marcus!—Ya no pudo dejar de saltar y gritar—¡Mami, Auto rojo es mío, papi dijo, “auto rojo es tuyo Marcus”
—Isabel amiga, yo creo que también debes pensar en los niños, siendo objetiva, ellos también se merecen todo lo que hasta ahora se les negó, por el motivo que haya sido en ese momento, la realidad es que ellos llevan sangre Del hoyo, son los herederos legítimos de ellos y les corresponde por derecho todo, entre ese todo está su apellido, ten en cuenta lo que influye un apellido como ese en el futuro de un estudiante para lograr una brillante carrera y lo digo porque todos tus hijos tienen un potencial bárbaro para el futuro, sobre todo Ricardito, es un genio en potencia y sus apellidos influirán en su futuro y tú lo sabes.
—Eso también me abruma y aprisiona mi corazón y mi mente, no quiero que en un mañana ellos se vean coartados en algo así sólo por mi proceder.
—Eso es importante que lo tengas claro, siempre tenemos tiempo de hacer las cosas bien… Pero, en definitiva, será lo que tu decidas, recuerda que soy incondicional y lo que realmente quiero es verte tranquila y feliz con tus hijos. Ellos y tú son parte de mi familia porque tú eres mi hermana de corazón y lo sabes.
—Así es Brizna, yo también te considero como hermana verdadera. Pero Brizna lo único que se me ocurre en este momento es que te lleve a los niños para que estén en Madrid, en tu casa, sólo por unos días Brizna, mientras recibo el dinero. Eres en la única en quien confío. Yo estaré más tranquila, así, ni Ricardo ni mi padre sospecharán que están más cerca que nunca.
—Si eso quieres hacer, cuenta conmigo. Tráemelos, con mucho cuidado de no ser vista.
—Ten cuidado con mi padre, no dejes que vean a los niños, nadie de mi casa ni los Del Hoyo.
—No te preocupes, les diré a los niños que no hablen con desconocidos, además mientras estemos con los portones cerrados no hay riesgos, nadie los verá.

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