Luna llena: acoplada con mis cuatro hermanastros romance Capítulo 5

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P.O.V. de Daniel

Escuchar sus susurros entrecortados me hace endurecer aún más mi miembro y no puedo esperar para estar dentro de ella.

Sus piernas están envueltas alrededor de mi cintura, sus pies bloqueados juntos para poder acercarme más a ella. Su mano se desliza dentro de mis bóxer y sus cálidos y suaves dedos rodean mi miembro. Mi Lycan está fuera de sí al sentir su mano en mi miembro.

Deslizo un dedo por su empapada entrepierna, sacando un gemido de sus labios y lo hago de nuevo solo para escuchar ese sonido otra vez. Con una mano intenta bajarme los pantalones y los bóxer, pero no está funcionando y le doy una mano.

Tan pronto como mi cuerpo responde, ella lo aprieta con más fuerza. Un gemido escapa de mis labios, sin poder contenerme mientras sus manos lo acarician con más intensidad, llevándome al límite.

Cuando retira su mano, beso suavemente cada uno de sus nudillos, tomando su muñeca con delicadeza. Coloco mis manos debajo de sus rodillas, elevándolas hacia arriba, y en un suspiro, ella se recuesta sobre la isla de la cocina.

Paso un dedo por su piel mojada, rodeando su clítoris antes de dejarlo deslizarse hacia abajo. Repito el movimiento, una y otra vez, sintiendo cómo su cuerpo tiembla, estremecido por mi toque.

- ¿Te gusta lo que puedo hacer con tu cuerpo? -susurro cerca de su oído, y un gemido entrecortado escapa de sus labios. Introduzco un dedo, moviéndolo lentamente, luego agrego otro, empujando con más fuerza, cada vez más profundo, siguiendo el ritmo que su cuerpo me pide.

Deslizo la otra mano por su cuerpo hacia el pecho y, mientras lo agarro, le rodeo el pezón con el pulgar. Ella empuja el pecho hacia mi mano y yo le cojo el pezón entre el pulgar y el índice, pellizcándolo ligeramente. Cuanto más empuja, más fuerte lo pellizco y pronto su respiración es agitada y dificultosa.

Sigo metiéndole los dedos en el coño y coloco el pulgar en el clítoris, presionando al mismo tiempo. Cada vez que empujo, añado más presión a su clítoris y ella empieza a levantar las caderas cuando le meto el dedo hasta el fondo.

Siento que está a punto, así que le susurro: «Córrete para mí... Déjame sentirlo». Se corre, grita mi nombre y sus jugos fluyen por mis dedos y mi mano. Sigo metiendo y sacando los dedos, bajando el ritmo mientras ella se corre.

Le pongo la mano en el cuello y la atraigo hacia mí para besarla. Ella abre la boca para que nos besemos más profundamente. Tiro de ella hacia arriba, hasta que estoy de pie, con sus piernas todavía alrededor de mi cintura.

Me he quitado los pantalones y los calzoncillos, la levanto sin esfuerzo y salgo de la cocina agarrado a mi pareja. Mi polla está atrapada entre nuestros cuerpos y a cada paso que doy su cuerpo sube y baja contra mi polla, haciéndome gemir cada vez.

Me salpica el cuello con ligeros besos que me vuelven loco. Estamos en lo alto de la escalera cuando siento que me lame el lugar donde me marcará y pierdo el control de mi licántropo.

Él empuja hacia adelante y la golpea con la espalda contra la pared, deslizando su miembro más fuerte en su entrepierna. Sigue acelerando y su respiración se vuelve pesada de nuevo, sus gemidos más fuertes a medida que añade más presión. Una mano baja hasta su trasero, su pulgar presiona contra su ano mientras dos dedos comienzan a frotar su entrepierna.

- ¿Estás lista para mí, Hermosa? - Gruñe en su oído y ella susurra -Por favor-. Coloca sus brazos debajo de sus rodillas y la abre tanto como puede, utiliza su entrepierna para alinear su miembro con su entrada.