Luna Renacida, Alfa Arrepentido romance Capítulo 5

Un mes después estaba al borde de arrancar mi cabello de pura frustración.

Papá me daba el trato preferencial más marcado de todos los tiempos.

-No, cariño. No puedes tomar esa enorme roca, busca una más pequeña y luego camina hacia ese árbol de ida y vuelta hasta que te canses. - Dijo en nuestro último entrenamiento.

Lo miré con incredulidad.

-Más pequeña y prácticamente tendría en sus manos polvo. - Contestó mamá divertida.

Y eso sería todo lo que mama diría al respecto. Ella se quedaba de brazos cruzados porque no quería discutir los métodos de papá.

-Debe empezar despacio, no quiero que se lastime.

Elevé mis brazos cuando mi hermano pasó a mi lado con una roca del tamaño de su cabeza en brazos.

-¡Pero a él le dejas llevar eso!- Gruñí acusadoramente.

-Eso es lo mínimo que puede cargar un cachorro de su edad. - Dijo con seguridad mientras mamá estallaba en carcajadas.

-¡Tenemos la misma edad!

-Lo sé. Ahora, no te veo caminando hacia el árbol.

Gruñí y me alejé del sitio de entrenamiento.

Era una pérdida de tiempo.

Zayn me alcanzó cuando estaba por subir hacia nuestra cabaña.

-No te enojes, hermana. - Dijo claramente divertido. - No sé por qué te molesta que papá te quiera tanto.

-No quiero ser débil. - Dije entre dientes. - Papá no me está ayudando.

-Bueno, siempre puedes tener otro maestro. No entiendo cuál es el drama que... ¡Ay!

Me detuve abruptamente y él tropezó con uno de mis pies... accidentalmente.

-Otro maestro...

Mi mente comenzó a correr a toda velocidad. Papá, en teoría, era el lobo más grande y poderoso de todos pero no era el único que sabía defenderse en una pelea.

Sonreí porque sabía justo quien me podría ayudar.

Lamentablemente mi maestro ideal no se encontraba cerca, así que tuve que esperar tres largos años a que diera señales de vida.

El tío Gail había abandonado nuestra manada y durante todo ese tiempo no supimos nada de él.

E.ntonces escuché una conversación casual entre mis padres sobre él asumiendo el rol de Alfa en la manada de la tía Deb, a solo algunos kilómetros de distancia.

Ni siquiera hice una maleta, solo soborné al Beta de papá, el señor Ti, y fuimos al territorio en cuestión.

-Que quieres que haga... ¿Qué?

El tío Gail se veía muy confundido cuando nos recibió en la casa de la manada.

-Uh... prepararé bocadillos. - Murmuró la tía Deb antes de marcharse de la habitación.

Prólogo Parte V. 1

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