Ambos estaban jadeando.
La mano de Delfino sostenía el puño apretado de ella, cerraba la mano suavemente y cubría la mano de ella fácilmente, después dijo en un tono tierno, -Cásate conmigo, ¿vale?
-Vale… -Yadira en ese momento había perdido la mitad de conciencia y contestó inconscientemente. Seguidamente, cayeron besos como gotas de lluvia sobre su cara y su cuerpo.
***
El sol matutino brillaba a través de la ventana, el suave rayo de sol se filtraba entre el espacio de las cortinas que no estaban bien cerradas.
En la habitación, las dos personas estaban en la cama durmiendo tranquilamente. En aquel momento, el móvil de la mesilla de repente empezó a vibrar, y posteriormente el ruidoso tono de llamada rompió el silencio de la mañana.
La cabeza de Yadira estaba escondida dentro de la sábana, le parecía haber escuchado el móvil, pero no se destapó, simplemente, como costumbre, sacó su fino brazo blanco y empezó a toquetear intentando encontrar el móvil de la mesilla.
Lo diferente a lo habitual era que, esta vez, antes de haberlo encontrado, el móvil ya dejó de sonar.
Yadira entreabrió los ojos media dormida y estiró la sábana hacia abajo. Ella no llegó a levantarse y escuchó una voz áspera masculina, -Aún es temprano, duerme un ratito más.
Mientras hablaba le estiraba la sábana.
Yadira fruncía suavemente el ceño y siguió la voz con su mirada, después apareció el rostro bello de Delfino ante sus ojos.
Cuando Delfino vio a Yadira mirarle con los ojos entrecerrados, como una gatita recién despertada, su mirada se suavizó un poco más. Dio un beso sobre su frente, la abrazó entre sus brazos y dijo, -Duerme.
Yadira estaba cansada anoche, y ahora que escuchaba la voz cariñosa de Delfino, cerró los ojos y se durmió.
Cuando ella despertó otra vez, abrió los ojos y lo primero que escuchó fue la voz agravada de Delfino contestando una llamada.
Yadira se sentó y vio a Delfino solamente cubierto con una toalla en la cintura, él caminaba hacia fuera mientras contestaba con voz baja a la llamada.
Su tono era bajo, además se dirigía hacia fuera, así que ella no pudo escuchar apenas nada. Solo escuchó unas cuantas palabras sueltas, -Mierda… ¿No has podido ni solucionar esta cosa?... Tú… Él no…
Yadira escuchó unas palabras entrecortadas, pero no podía descifrar la frase entera.
Delfino había llegado al lado de la puerta y había salido. En principio podía cerrar la puerta directamente al salir, y de esa manera no podía ver si Yadira estaba despierta o no. Pero justo había tocado el pomo, así que se giró y echó una ojeada a la cama, como si estuviera comprobando si ella estaba despierta o no. Asimismo, las dos miradas cruzaron entre el aire.
Delfino detuvo su gesto de cerrar la puerta, colgó directamente la llamada y volvió a la cama, -¿Cómo que estás despierta? Duerme un ratito más.
Ella se encogió dentro de la sábana y le vinieron todos los recuerdos de anoche…
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