Matrimonio de primera romance Capítulo 537

Al regresar al coche, Yadira se sumió en honda meditación.

Le dio la reacción un poco rara cuando Mariano recibió la llamada este mediodía.

Y las palabras de la asistente hacía un momento la volvió más confusa.

Ella dijo que al mediodía pidió las comidas para llevar a él. En otra palabra, Mariano no fue al Club Dorado.

No tenía ninguna necesitad para mentirle sobre asuntos tan triviales.

Pensaba en cambio, si su asistente dijo la verdad, entonces ¿quién sería ese “Mariano” con que había coincidido allí al mediodía?

¿Existían en realidad dos personas que se veían exactamente iguales en el mundo?

Durante toda su vida, Yadira nunca había conocido a un par de gente, que no estuviera relacionada en absoluto, cuyos aspectos se igualaban exactamente.

A lo sumo de los casos, sería que los gemelos se parecían.

Sin embargo, no todos los pares de ellos tenían la misma apariencia.

Delfino y Licia Dominguez eran hermanos gemelos, aun de diferentes sexos, se parecían mucho en término de apariencia y rasgos.

Hasta ahora, sus conocimientos a Mariano se limitaban a ese hombre sí mismo.

Y en cuanto a la alcurnia, los familiares u otros amigos con que contaba, ella no lo sabía nada.

De tal pensamiento, no se podía desvanecer la posibilidad de que tuviera cierto hermano gemelo.

Se puso en marcha y salió después de lanzar otra más mirada por la ventana del coche hacia la sala de Clínica Psicológica.

Por más profundamente que pensara ahora, solo era su suposición.

Aún tenía que encontrar a Mariano para confirmar cuáles serían el hecho.

***

Mientras Yadira llegó a la villa en coche, vio el de Delfino también deteniéndose frente a la puerta.

Miró la hora, que solo eran las cinco por la tarde.

¿Salió de trabajo tan temprano hoy?

Justamente pensando en eso, se abrió desde adentro la puerta del auto de él.

Al siguiente momento, su figura alta y erguida salió del coche y apareció antes los ojos de Yadira.

Habiendo bajado nuevamente la temperatura de hoy, pero Delfino todavía se llevaba un traje delgado, rectamente de pie allá, mirando hacia ella.

Su aspecto sin cambiar de color parecía no sentirse nada frío.

Tras vacilar un poco, ella también abrió la puerta y se encaminó a él. Se paró frente a Delfino a la distancia de dos pasos.

Ella lo miraba, mientras tanto, éste la miró también.

Se miraron por unos segundos en silencio, luego Yadira le preguntó, -¿Hoy saliste del trabajo tan temprano?

Casi al mismo tiempo, Delfino dijo, -¿A dónde fuiste?

Después de hablar los dos, se quedaron atónitos.

Este hombre estaba ceñudo, y las emociones en sus ojos eran complicadas y difíciles de entender.

Yadira sabía que, si no le dijera palabras primero, él por completo tampoco lo haría.

-¿No deberías saber muy claro adónde fui? -por la mañana había enviado a los guardaespaldas para seguirla desde cuando ella se marchó de casa, quien definitivamente le dirían todas sus pistas a él.

Recordó que cuando acababa de casarse con Delfino, en la villa solo había guardaespaldas sin ninguna sirvienta.

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