Mi Esposa Astuta romance Capítulo 324

—¿Se te ha ocurrido algo?

Camila vio que los ojos de Daniel brillaban.

—Camila, sí he oído hablar de tu madre.

Daniel no pretendía ocultarlo.

—¿Realmente has oído hablar de mi madre?

Camila miró sorprendida a Daniel.

—Para ser exactos, hay muchas personas en la comunidad médica, especialmente la generación antigua, que conocen la reputación de tu madre, y yo sólo me enteré de ella por casualidad, pero no te preocupes, te ayudaré a buscarla.

Daniel no podía contarle a Camila toda la historia, era un poco complicada después de todo.

En los primeros años, la madre de Camila, Eva, tenía relación con la familia Cambeiro y también era buena amiga de la madre de Lorenzo.

Por aquel entonces, en el país Freston, se podía decir que Eva Andrade y Frida Espiga eran nombres conocidos.

Eva Andrade daba la impresión de ser orgullosa y elegante, y Frida Espiga, era increíblemente hermosa.

—No importa, no tengo prisa, ya estoy agradecida de que puedas ayudarme.

Camila era vieja amiga de Daniel, y ella confiaba en él.

—Camila, déjame llevarte a casa, ¿dónde vives?

Daniel miró su reloj.

—Yo... Vivo en la Villa Chisua...

Cuando Daniel escuchó las palabras la Villa Chisua, su cuerpo se puso rígido.

La Villa Chisua era una propiedad privada a nombre de Lorenzo, por supuesto que era consciente de ello.

Después de todo, cuando Lorenzo acababa de regresar a Freston, la primera vivienda que compró estaba aquí, y se negó a volver a su antigua residencia para vivir.

—Camila, ¿tú y Lorenzo os habéis hecho las paces?

Daniel miró a Camila.

—No nos vemos muchas veces, tiene una muy mala impresión de mí, me estoy quedando en la Villa Chisua simplemente por la abuela.

—La salud de la abuela no es muy buena, su estado en ese momento había recibido un aviso de enfermedad crítica, no podía hacer nada para quedarme de brazos cruzados. Ahora que estoy viviendo en la familia Amengual, el dueño a cargo es Rubén Amengual, debes haber escuchado sobre eso.

Camila negó con la cabeza.

—De acuerdo, lo entiendo, te enviaré de vuelta.

Daniel abrió pensativamente la puerta del coche para Camila.

—Daniel, en realidad te estoy agradecida, y sé exactamente lo que piensas en tu corazón, Lorenzo y yo ya estamos divorciados, él no se acuerda de mí. No quiero hablar con nadie de mis sentimientos por ahora, después de todo, hay cosas más importantes que hacer. Te agradezco tu preocupación y ayuda, pero lo que más deseo es verte feliz, no soy digna de ser amada por ti.

Camila giró la cabeza para mirar a Daniel que estaba sentado en el asiento del conductor. Había pasado tanto tiempo y cuando se volvieron a encontrar, él era el mismo de antes, seguía siendo el mismo chico.

Camila a veces era tan resulta, no tenía intención de engañar el afecto de otros. Definitivamente dejaría las cosas claras, no daría a la otra parte un sentimiento ambiguo.

Daniel suspiró secretamente en su corazón. Todo era un error. Si hubiera conocido a Camila primero, quizás todo habría sido diferente.

Pero, no había ningún si.

—Camila, entiendo lo que te pasa por la cabeza, si no podemos ser pareja, ¿ni siquiera es posible ser amigos íntimos? Nunca quieres hacer daño a nadie, así que lo dejaste todo muy claro. Si me gustas o te amo, es lo que he tenido en mi corazón toda mi vida, no tienes que tomarlo como una carga en tu corazón, no te obligaré a hacer nada al respecto. Mi única petición es que espero que no me rechaces y te desvincules conmigo.

La voz de Daniel era grave.

Camila escuchó las palabras de Daniel y pensó que eso era bueno, por fin lo había quedado todo claro, no quería retrasarlo.

***

En la Villa Chisua.

Cuando Camila llegó a casa, ya era muy tarde, la Señora Cambeiro y los demás habían dormido y dejado la puerta abierta para ella.

Camila ralentizó sus pasos y empujó lentamente la puerta, temiendo interrumpir los buenos sueños de todos.

La tenue luz se irradiaba a través de la puerta y se posó en la alfombra del pasillo. Camila se acercó al estudio y escuchó el sonido de los documentos que se movían. Loreno todavía no se había acostado y estaba viendo los documentos. En el interior, había mucho humo y en el cenicero de cristal, se habían acumulado una pila de colillas.

Camila observó cuidadosamente la expresión de Lorenzo y vio que su ceño estaba fruncido, todo su cuerpo exudaba un aura de desagrado y el disgusto impregnaba su apuesto rostro.

¿Fue por un mal día en el trabajo?

¿Estaba de mal humor otra vez?

Capítulo 324: Que no lo haya dicho antes no significa que no me duela el corazón 1

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