Mi ex-esposa con cáncer romance Capítulo 14

—¡Esta gacha sabe fatal!

Por la mañana, Adriana estaba furiosa con la criada.

Sofía se quedó en un rincón, con la cabeza inclinada, sin resistirse.

Carlos bajó del piso y vio esta escena. Pero ya estaba acostumbrado. Desde su embarazo, Adriana se había vuelto cada vez más malhumorada.

Y el amor que sentía por ella se estaba desgastando poco a poco por su temperamento.

Cuando Adriana vio que Carlos bajaba, fue inmediatamente al lado de él y le cogió la mano para quejarse:

—Carlos, todo es culpa de Sofía. El olor de las gachas me dio ganas de vomitar. Quiere haceme perder el apetito deliberadamente.

Los ojos de Sofía estaban rojos de agresividad, pero no podía defenderse.

«Me ha ordenado preparar el desayuno ayer, pero ahora me acusa.»

«Sería bueno que Srta. Noboa estuviera allí. Ella es tan gentil, ¿cómo no le gusta al señor?»

Al ver la mirada fría de Carlos, Adriana inmediatamente sintió que él estaba un poco infeliz.

—Carlos, quiero tomar el congee de marisco de TOBEWITHYOU.

Al ver a Adriana, Carlos se sintió molesto en su corazón. Si fuera Micaela, no habría sido tan exigente.

Carlos nunca había pensado que echaría de menos a una mujer que nunca le había gustado.

Ante los ruidos de Adriana, se volvió cada vez más nostálgica de la tranquila mujer de antes. Pero como Adriana estaba embarazada, tuvo que tolerarla.

—Vale, vamos.

Adriana vio que Carlos había accedido a su petición. Una sonrisa de satisfacción apareció inmediatamente en su rostro.

«Todavía soy importante para ella.»

Carlos llevó a Adriana a TOBEWITHYOU, pero no esperaba ver a esa mujer en el primer piso junto a la ventana.

Cuando Marcos lo vio, todo su buen humor desapareció.

Marcos inmediatamente envolvió a Micaela en sus brazos, replicando y burlándose:

—¡Carlos, ella es tu ex—esposa! No estás en posición de acusarla.

Su provocación hizo que Carlos se pusiera aún más furioso:

Marcos, la mujer en tus brazos es la que abandoné, ¿verdad? ¿Todavía tienes la cara para reírte de mí?

—¡Eso es porque no la aprecias! —Marcos empujó furiosamente todas las cosas de la mesa al suelo—. Carlos, ¡voy a matarte!

—¡Qué bien! ¡Yo tampoco he luchado en mucho tiempo!

En un instante, Marcos se quitó la chaqueta y lo golpeó.

Antes de queCarlos pudiera evitarle, el puñetazo le golpeó con fuerza en la cara.