Mi Ex-esposo Se enamoró de mí Después del Divorcio romance Capítulo 380

Hubo un momento en que Luna se quedó paralizada.

Leandro, un hombre tan orgulloso, nunca había pronunciado la palabra "amor". Ahora, decía que la amaba.

En el corazón de Luna, que era tan profundo como un estanque, comenzaron a surgir ondas de calidez que la envolvieron. Su nariz se sentía extrañamente húmeda. Por un instante, casi se lo creyó.

Pero al recordar el pasado, fue como si le arrojaran un cubo de agua fría, manteniéndola despierta. Finalmente, esbozó una leve sonrisa.

Él pronunció su nombre, y ella hizo lo mismo.

—Leandro, ¿puedes distinguir entre amor y posesión?

Leandro se quedó atónito.

—Lo que sientes por mí no es amor, solo es un deseo de poseerme —Luna sacudió la cabeza suavemente.

Leandro se apresuró a explicar: —Sé que me malinterpretas. No podría casarme con Celia, y mucho menos sentir algo por ella. Es mi enemiga; desearía su muerte. La familia Fernández y yo tenemos un rencor profundo. Víctor mató a mi padre...

Pensó que ella, en las aisladas islas KM, podría no saber lo que había sucedido en Cantolira. Desde su reencuentro, no había tenido tiempo para explicarle su pasado.

—No quiero escuchar ninguna explicación. Tampoco quiero discutir contigo; las discusiones implican que me importa. Y ya no me importa. Leandro, nunca he sido tu primera opción. En tu corazón, hay muchas cosas más importantes que yo, como la venganza. Lo que sientes por mí no es amor, solo es posesión, solo es control —Luna lo interrumpió.

—Por supuesto, eso ya no importa, porque ya ha pasado. No quiero volver a mencionarlo, ni continuar con este tema —Hizo una pausa.

Sabía que la familia Fernández tenía una enemistad mortal con Leandro; Rafael se lo había contado. Pero, ¿y qué? En su corazón, la venganza era lo más importante; todo era utilizable, incluso ella. Si amaba a Celia o no, no importaba, porque solo se amaba a sí mismo.

—No es así... —Al ver la mirada fría y decidida de Luna, Leandro se sintió de repente ansioso.

¿Cómo podía no distinguir entre amor y posesión? Se sintió arrepentido; ¿acaso sus palabras desatadas la habían asustado? En ese momento, solo había seguido el hilo de la conversación.