Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 58

Resumo de Capítulo 58: Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo

Resumo de Capítulo 58 – Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo por Internet

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El punto de vista de Amelia.

Sin que pudiera rechazar su oferta, él ya le había dado su tarjeta a la cajera, quien había procesado el pedido.

"¿Por qué no te lo pones ahora, mi Alia?", sugirió Sam con esa sonrisa seductora suya.

Cuando lo oí llamarme de esa manera me ruboricé, así que me dirigí al probador para ocultar mi cara sonrojada.

Tal y como había dicho Lolin, el vestido me favorecía mucho. Me hacía más juvenil y fresca en comparación con los vestidos formales. Y al ser un día casual con mi amiga, solo me había maquillado un poco.

Entonces salí avergonzada del vestuario. No sabía si a Sam le gustaría este tipo de vestido, ya que, obviamente, estaba acostumbrado a ver mujeres con ropa más formal.

Me miró estupefacto y luego se le iluminaron los ojos.

"Alia... ¡Te ves fantástica! Luces aún más hermosa que la última vez que te vi. Este vestido realza tu juventud", me elogió, haciéndome sonrojar de nuevo. "Estás... Estás guapísima y despampanante. Qué suerte tengo de que la Diosa Luna te haya elegido como mi compañera".

Lolin se me acercó y me dijo en voz muy baja: "El Príncipe Alfa es muy guapo. Y además es generoso, ya sea dándote dinero o elogiándote. Sin duda es mejor que Ernesto. Él te conviene como pareja".

Me ruboricé de nuevo y miré a Sam. Hoy llevaba un traje negro hecho a medida que se ceñía muy bien a su alto cuerpo, luciendo sus largas y esbeltas piernas. Debajo una camisa blanca con algunos botones desabrochados, me dejaba entrever su sexy clavícula y su hermoso pecho.

Tenía un aspecto más informal pero también más seductor que con el traje formal que lució durante el banquete de su cumpleaños.

Gentil, elegante, y al mismo tiempo sexy... «Una combinación letal», pensé.

"Me encantaría invitar a cenar a mi bella compañera y a su guapa amiga", dijo.

El seductor tono de su voz y su sonrisa hicieron que incluso mi amiga se sonrojara. Negué con la cabeza sin poder evitarlo. Mi nuevo compañero era muy encantador e irresistible. Ernesto jamás había sido capaz de sonrojar a Lolin, y en cambio ahí estaba ella, ruborizada como una colegiala. No sabía si sentirme feliz o angustiada por tener un compañero tan atractivo.

Eché un vistazo a mi reloj y descubrí que se acercaba la hora de cenar. Debí suponer que ir de compras con Lola siempre tomaba un día entero.

Ella me guiñó un ojo a propósito. "Ah, gracias por la invitación, Príncipe Alfa, pero acabo de recibir un enlace mental de mi padre. Él quiere cenar conmigo".

Tuve que reprimir la tentación de rodar los ojos ante su evidente mentira.

"Me tengo que ir ya, pero Amelia no tiene nada que hacer, así que deberían ir a cenar juntos".

De repente me abrazó y me susurró con picardía la palabra 'disfruta'. Luego se dio la vuelta hacia Sam y se despidió de él.

"¿Vamos?", preguntó él en cuanto Lola salió de la tienda.

Volví a mirarlo y a fijarme en mi vestido. Con él tendría que cenar en un restaurante de categoría, y mi vestido sería muy informal.

"Un segundo", le dije y fui a tomar un sencillo y fino cinturón negro con hebilla dorada, un abrigo negro con forro dorado y un par de pendientes de oro colgantes.

En cuanto Sam volvió a pagar, me los puse enseguida, convirtiendo el vestido coqueto y divertido en algo más formal y elegante. Menos mal que llevaba tacones, así que me ayudaron a completar el look.

"Guau, Alia. No sabía que eras capaz de convertir algo sencillo en elegante con solo añadir unos toques extra. Te ves aún más despampanante!", no paraba de elogiarme.

La forma en que me miraba y admiraba no era algo que hubiera esperado de él. Después de todo, era el Príncipe Alfa y seguro que había visto muchas lobas hermosas, pero ahora me estaba admirando a mí, lo que me hizo sonrojar... ¡otra vez!

"Vamos", le dije con insistencia para ir al restaurante, o muy pronto me explotaría la cabeza de tanto que me alababa.

"De hecho, esta noche hay una subasta. Se realiza para ayudar a recaudar fondos para la construcción de una frontera. Me encantaría que fueras conmigo como mi... acompañante si estás de acuerdo en eso".

Me impresionó el hecho de que no me pidiera que fuera como su pareja. Aun así, tuvo en cuenta mis sentimientos y mis dudas sobre si quería que alguien supiera que éramos compañeros.

Fruncí el ceño al mirar mi vestido. Por lo general, este tipo de evento era un acto formal, sobre todo si se celebraba para recaudar fondos. Mi vestimenta era muy informal.

"Tranquila, Alia. Te ves elegante y has conseguido que tu vestido se vea menos casual", me dijo como si pudiera leerme la mente.

"Además", continuó. "Soy el Príncipe Alfa. ¿Quién se atrevería a correr a mi chica por un simple vestido?", me guiñó un ojo.

Su comentario y su guiño me hicieron reír. Ignoraba que él también pudiera ser presumido.

Puesto que lo planteó así y teniendo en cuenta que me encantaba ayudar a recaudar fondos, no pude negarme. Así que acepté ir con él.

"¿Construcción de una frontera?", pregunté mientras nos dirigíamos hacia el lugar de la subasta. Una vez más me sorprendí cuando vi que manejaba él y no había guardias a su alrededor, aunque al ser el Príncipe Alfa, seguramente habría guardias ocultos siguiéndonos.

"Sí", asintió mientras no apartaba la vista del camino. "Vamos a reforzar algunas de las fronteras para que los rogues no puedan entrar tan fácilmente".

"Los rogues se están volviendo cada vez más audaces. ¿Cómo va a lidiar con ello el Palacio además de reforzar la frontera?", pregunté con curiosidad.

Al final paró el auto y volteó a mirarme. "Eso, querida Alia, lo discutiremos la próxima vez que nos veamos. Por ahora, ayudemos a recaudar los fondos que necesitamos para la construcción de la frontera".

Cuando vi por la ventana del auto, me di cuenta de que habíamos llegado a uno de los hoteles más caros del continente. Por esa razón Sam había detenido el vehículo.

Considerando lo grande que era el hotel, la subasta debía de ser un gran evento. Me extrañaba no haber recibido ninguna invitación, pero no quería pensar demasiado en ello.

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