Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1111

Su cabello estaba revuelto por el viento, y en su rostro tenso y apuesto se mezclaban la ira, la pérdida de control y el pánico. La calma de antaño había desaparecido por completo, y a la vista, se veía bastante desaliñado.

En el instante en que la vio, se detuvo, pero no se acercó. Simplemente, desde el otro lado de la multitud, la miró con ojos ferozmente inmóviles.

Amelia apretó los labios y caminó hacia él.

"Yo solo…"

Comenzó a explicarle en voz baja, pero antes de que pudiera terminar, él extendió su brazo hacia ella, agarró su brazo y la atrajo hacia su abrazo, haciendo que las rosas que llevaba en la mano cayeran al suelo.

Sus brazos la envolvieron con fuerza.

Los transeúntes los miraban con sorpresa.

Dorian, como si no los viera, simplemente la abrazaba con fuerza, sin decir una palabra.

Amelia podía escuchar el latido de su corazón, rápido y desordenado, profundo y caótico.

La abrazaba con tanta fuerza, los brazos tan tensos que le dolían, como si quisiera fusionarla con su cuerpo.

Amelia no luchó, dejando que la abrazara hasta que el ritmo frenético de su corazón comenzó a calmarse. Entonces, habló suavemente: "Creo que vi a Frida y quería detenerla."

Dorian aún no hablaba, pero la palma de su mano que envolvía su espalda empezó a deslizarse hacia arriba, sujetando su nuca y atrayéndola aún más cerca.

No le importaba qué pasara con Frida, ni si Amelia la había encontrado; solo deseaba tener esposas para asegurarla a su lado.

El pánico de no encontrarla no había desaparecido por tenerla en sus brazos. Amelia, recuperando sus recuerdos, era como una pesadilla para él, haciéndolo sentir como si estuviera siendo asado en el fuego. No sabía si al recuperar completamente su memoria, volvería a ser la determinada y decidida Amelia que no lo quería.

No entendía por qué la recuperación de su memoria tenía que ser tan lenta, torturándolo poco a poco. ¿Por qué no podía ser como otros, que recuperaban su memoria de un golpe?

"Dorian?"

Al notar que los brazos de Dorian se tensaban aún más y su cuerpo se endurecía con una violencia imprudente, Amelia le dio unas palmaditas en el hombro y le dijo suavemente, "Estoy aquí."

Sin embargo, cuando ella habló, Dorian de repente la empujó ligeramente por los hombros y la miró intensamente con ojos oscuros y acusadores. Antes de que Amelia pudiera verlo claramente, él la volvió a abrazar fuertemente.

Después de un largo suspiro, finalmente habló: "No sigas así."

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