Entrar Via

Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1289

Las personas que se casan por amor suelen tener más paciencia con las pequeñas molestias de la vida diaria.

Pero en su matrimonio no hubo amor, sólo quedaron problemas y nada que valiera la pena recordar.

Frida la abrazó por los hombros, sin saber muy bien cómo consolarla.

No podía decirle, mintiendo, que Dorian había cambiado. Porque lo que vio de él hoy era justo lo mismo de siempre.

Lo único que había cambiado era la manera en que él trataba a Amelia después de perder la memoria.

Amelia le sonrió con dulzura, tratando de tranquilizarla.

—Estoy bien, de verdad.

Frida le devolvió la sonrisa y asintió.

—Bueno.

—Sobre lo tuyo con Yael… —Amelia no pudo evitar aconsejarla—. Piénsalo bien, no dejes pasar tu felicidad. Yo no soy ningún ejemplo, no me tomes como referencia.

Frida asintió una vez más.

—Está bien.

—Anda, vete a dormir, mañana tienes que ir al trabajo —insistió Amelia.

—No te preocupes, mañana pido el día. Me quedo contigo un rato más —Frida no quería dejarla sola.

—Quiero estar sola un momento —murmuró Amelia.

Frida la miró un instante, pero al final cedió; giró y la abrazó de frente.

—Si tienes ganas de llorar, hazlo, no te guardes nada —le susurró al oído—. Si quieres platicar, o si se te antoja tomar una copa, márcame. Estoy disponible las veinticuatro horas, de verdad, lo que necesites.

—Ajá —Amelia asintió, sintiendo que la garganta se le apretaba, pero logró controlarse.

Le devolvió el abrazo, queriendo que Frida no se preocupara tanto.

Frida, aun con el alma intranquila, finalmente regresó a su cuarto.

...

Amelia se quedó sola en el columpio del patio, mirando el cielo lleno de estrellas. No pensaba en nada, sólo se quedó ahí, dejando que el tiempo pasara, como si pudiera desprenderse de todo.

La ciudad iba quedando dormida poco a poco con el avance de la noche.

Los grillos del jardín empezaban a cantar más fuerte, llenando el silencio con su sonido.

Amelia abrazó sus rodillas, contemplando la noche, escuchando a los insectos. Dentro de ella no quedaba nada.

Recordó aquellos interminables desvelos en los que decidió divorciarse. No lograba dormir y se la pasaba mirando a Dorian, que dormía profundo, obligándose una y otra vez a decirle adiós en su corazón.

Hoy era igual.

El mismo hombre, tres veces tropezó con él.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian)