Amelia de inmediato se acercó y le jaló la manga a Frida, tratando de hacerla callar antes de que siguiera diciendo disparates.
Pero Frida, como si no se hubiera dado cuenta, volvió a mirar la pantalla del celular, donde Dorian la observaba sin ninguna expresión, y continuó con una sonrisa traviesa:
—Oye, exesposo, ¿qué onda? ¿Sí vas a ayudarme o no?
Dorian la miró directo:
—Frida, tu papá y tu hermano siguen en la cárcel, ¿y así es como agradeces a quien te echó la mano?
Frida se quedó sin palabras.
En realidad, ella no estaba al tanto de lo que pasaba con sus padres.
—¿Qué les pasó? —preguntó, apretando los labios.
—Secuestro. Intento de homicidio —soltó Dorian con voz seca—. ¿Qué, Yael no te lo contó?
Frida negó con la cabeza, la voz apenas un susurro:
—Él nunca mencionó nada.
Dorian dejó escapar una risita desdeñosa:
—Con razón nunca logró conquistarte.
—Eso tampoco es culpa suya —Frida alcanzó a defender a Yael, pero de inmediato se dio cuenta de que Dorian la estaba desviando del tema, así que se apresuró a decir—: Agradezco todo lo que has hecho por mí, y te juro que algún día voy a devolver el favor. Pero una cosa no tiene nada que ver con la otra. No voy a usar la felicidad de Meli como pago de una deuda.
Con la mirada seria, Frida encaró a la pantalla:
—Dorian, Meli y yo somos familia. No importa dónde esté, siempre voy a apoyarla. Si no la sabes valorar, entonces déjala en paz. Hay muchos allá afuera que sí sabrán cuidarla. No eres indispensable. De hecho, mi compa el maestro es muy buena onda, y pienso juntarlos.
—¡Frida! —La voz de Dorian se volvió grave, con un tono de advertencia que heló el ambiente.
Amelia de inmediato se metió, jalando a Frida para que parara con las provocaciones.
Ella agradecía en el fondo que Frida la defendiera, pero tampoco quería que ella se metiera en problemas con Dorian por su culpa.
Esta vez, Frida no le hizo caso. Al contrario, la agarró y la puso justo frente a la cámara, mirando fijamente a Dorian:
—Dorian, dime, ¿qué te hizo Meli para que le hagas esto una y otra vez? Si no la quieres, ¿para qué la buscas?
En ese momento, Yael entró a la sala. Al ver la escena, se le cayó la fruta que traía y corrió hacia el teléfono antes de que Dorian pudiera contestar:

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