Entrar Via

Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1315

Rufino, sin saber por qué, percibió una tristeza muy honda en el ambiente.

Desde pequeños, ambos habían crecido como hermanos. Dorian, desde niño, siempre fue alguien con vínculos familiares débiles: su mamá murió cuando él era muy pequeño, y su papá, en vez de volcarse en él, siempre tuvo la cabeza ocupada en la madrastra, sin preocuparse mucho por su propio hijo.

El abuelo sí le tenía cierto aprecio, aunque esa cercanía venía acompañada de una exigencia brutal. Lo preparó para ser el sucesor de la familia, pero esa formación solo le dio herramientas para enfrentarse al mundo, nada de calidez, nada de esas muestras de cariño que en las familias comunes son tan normales. Dorian, en el fondo, jamás supo lo que era el calor de un hogar.

Durante los meses después del accidente de Amelia, Rufino había visto a un Dorian diferente, uno más cercano, más humano, incluso podría decirse que, por primera vez, con ganas de vivir la vida.

Por eso no entendía cómo era posible que ese Dorian hubiera desaparecido de la nada.

—¿Qué pasó en realidad? —Rufino dejó de lado sus bromas y, con una mirada seria, lo encaró—. ¿Es por Raquel? ¿Te gustó o qué?

Dorian se volvió a mirarlo, con esa expresión de “¿en serio, amigo?”, como si lo estuviera viendo hacer el ridículo.

—No es que ande inventando cosas —se apuró Rufino a aclarar—, pero si no te gustó, ¿por qué te pusiste así?

Dorian apretó los labios, sin decir una palabra.

La verdad era que su reacción no tenía nada que ver con Raquel, ni con ninguna otra persona en particular. El problema era que, sin importar quién estuviera frente a él, siempre encontraba algún detalle que le recordaba a Amelia. Un gesto, una sonrisa, una mirada de reojo... aunque no tuvieran nada en común, siempre terminaba pensando en ella: en lo bueno y en lo cruel que había sido.

Aunque Amelia no estuviera físicamente presente, su sombra seguía moldeando, casi dictando, cada uno de sus actos.

Sabiendo esto, Rufino comprendió por dónde iba la cosa. Esbozó una sonrisa y lanzó:

—Lo tuyo con Amelia ya es un trauma, ¿eh?

Era evidente que Dorian había llegado al punto de reaccionar de forma exagerada ante cualquier persona o cosa que le recordara aunque fuera mínimamente a ella.

Al principio, Rufino solo lo había dicho en broma, pero Dorian, con total frialdad, le contestó:

—Pero para los que te quieren, eso es una pesadilla —reviró Rufino.

—¿Y quién queda ya como familia? —Dorian hundió la mirada.

—Aunque Amelia ya no cuente, ¿y Serena? ¿No piensas en ella?

—Serena es muy pequeña. Su memoria se irá renovando, y con el tiempo, ni siquiera recordará cómo era su papá.

—Eso lo dices porque estás enojado, deja de decir cosas sin sentido —le dijo Rufino, esbozando una sonrisa cansada, y se recargó en el respaldo del asiento mientras miraba por la ventana la carretera que se ensanchaba frente a ellos—. Leí en internet que los recuerdos dolorosos, con el tiempo, se van borrando porque esas neuronas mueren, y las conexiones que se formaron por el dolor también desaparecen. Así que, al final, todo pasa, lo triste se va. Solo hay que mirar hacia adelante; el tiempo lo arregla todo.

Volteó a ver a Dorian, con una media sonrisa:

—Si lo piensas así, no importa cuánto te duela, o si la amaste o no. Si de verdad quieres olvidar, lo harás. El problema es que no quieres. Ya van tres años, y sigues sin soltarla.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian)