Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1329

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El deseo intenso de terminar el diseño lo más pronto posible disparó la productividad de Amelia hasta el cielo.

Trabajaba sin descanso, toda su atención puesta en el plano que tenía frente a sus ojos.

Cuando el reloj marcó las once de la noche, Amelia por fin pudo sonreír al ver que había terminado su diseño. Sin perder tiempo, envió la propuesta a Ricardo. Había estado tan ocupada que ni siquiera se acordó de la cena.

Marta, desde antes de la hora de la comida, le había llevado la cena y la dejó junto a la computadora. Pero Amelia ni siquiera se había tomado el tiempo de mirarla.

Solo después de enviar el correo, y con los pendientes por fin fuera de su cabeza, Amelia se animó a probar un poco de la cena fría, solo para calmar el hambre. Finalmente, pudo soltar ese nudo en el pecho y se levantó con la intención de salir a buscar a Serena.

Había pasado casi diez horas encerrada en el cuarto trabajando en el diseño. Ni tiempo tuvo para ocuparse de Serena.

Serena había entrado a buscarla apenas despertó. Usando ese tono dulce que desarma a cualquiera, le pidió a Amelia que jugara con ella. Amelia, determinada a terminar todo el trabajo ese mismo día para poder dedicarle tiempo a Serena después, le prometió que jugarían cuando terminara.

Serena era una niña tranquila, nunca armaba berrinche ni hacía escándalos. Aunque al principio no le agradó la idea, después de acurrucarse un par de minutos en brazos de Amelia, decidió que era suficiente. Se despidió feliz con un “ya estuvo”, y con una sonrisa siguió a Marta fuera del cuarto, sin volver a molestar a su mamá.

Esa madurez, en lugar de aliviar a Amelia, le hizo sentir más culpa. Por eso se apuró aún más y terminó todo de un jalón, sin parar.

Justo cuando estaba por salir a buscar a Serena, su celular vibró con una notificación de WhatsApp.

Amelia tomó el teléfono y vio que era un mensaje de Dorian:

[¿Por qué no respondes los mensajes?]

Ella se detuvo en seco, recordando aquel mensaje donde Dorian le decía que quería recuperar la custodia de Serena. Tras unos segundos de silencio, decidió responderle:

[No sé qué contestarte.]

Dorian seguía aferrado a su celular, desde que envió el mensaje no le quitaba la vista. Había pasado todo el día esperando una respuesta de Amelia, o una llamada suya, pero nada. Sentía que tenía un animalito inquieto rasguñando por dentro, haciéndolo sentir incómodo, incapaz de hacer otra cosa.

Varias veces estuvo a punto de escribirle algo, pero el sentido común lograba detenerlo.

En el fondo, Dorian sabía que ya había cumplido con avisar. Que Amelia respondiera o no, no iba a cambiar nada. Pero aun así, no podía evitar querer saber cómo se sentía ella, qué pensaba, cómo lo iba a tomar.