Yael de verdad sentía un poco de miedo, como si por querer ayudar hubiera terminado metiendo la pata.
Pensó en lo que Amelia escuchó hace un rato y no pudo evitar querer darse una cachetada.
Frida también recordó lo que él dijo antes y, sin poder contenerse, lo miró con seriedad y le soltó:
—Yael, entiendo que te preocupa tu amigo, pero no puedes hablar tan fácil solo porque a ti no te duele. El que salió lastimado no fuiste tú, así que claro que puedes decir que lo perdonas, pero hay cosas que aunque quieras arreglarlas, no se borran como si nada.
Yael apretó los labios y bajó la mirada.
—Entonces, ¿eso quiere decir que nunca van a poder arreglarse?
Frida suspiró hondo y le contestó:
—Tu amigo ni siquiera ha mostrado ganas reales de arreglar nada. Antes, cuando Meli perdió la memoria, era como una hoja en blanco, creía todo lo que él decía. No tenía que esforzarse para convencerla, él era pura paciencia y tolerancia, la trataba como a una niña consentida. Pero ahora que ella ya recuerda el pasado, no le he visto ni una pizca de paciencia. Si él sabe que tuvo errores en ese matrimonio, que le quedó a deber y quiere repararlo, ¿por qué no puede intentar calmarse y tratar de ganarse a Meli de nuevo? Ella es tan fácil de querer...
Mientras hablaba, los ojos de Frida se llenaron de lágrimas.
De verdad le dolía lo de Amelia, y al mismo tiempo le enojaba la forma distante de Dorian.
—Es que, ¿no ves que él está que explota de coraje? —Yael intentó defender a Dorian—. Cambian las cosas de un día para otro, quién aguanta eso.
Frida no tardó en revirar:
—Meli acaba de recuperar la memoria, todavía tiene la cabeza hecha un lío. Necesita tiempo para acomodar todo y volver a decidir. ¿Por qué no pueden tenerle un poco de paciencia?
A Yael ya no le salieron palabras.
Frida, cansada de discutir, lo dejó plantado y se fue a buscar a Amelia.
...
Sacó el celular y ahí estaba, en la bandeja de entrada, sin nuevos mensajes de él después de ese.
[...no me meto si quieres salir con alguien o volverte a casar. Pero si tienes una nueva relación, quiero la custodia de Serena...]
Los ojos de Amelia se humedecieron al leer esa línea.
Apagó el celular de golpe y lo aventó al lado, obligándose a regresar su mente al trabajo.
Quería terminar ese diseño lo más rápido posible.
Frida, al entrar al cuarto, la vio con los audífonos puestos, el lápiz digital en la mano y la mirada fija en la tableta, editando con toda la concentración del mundo. Ni siquiera se dio cuenta de que Frida había abierto la puerta.
Frida solo pudo retroceder despacio y salir sin hacer ruido.
Así, Amelia se quedó trabajando hasta que la noche era profunda y todos los demás ya dormían.

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