Fernanda sonrió y salió sin decir ni una palabra más, sin embargo, tenía una fuerte corazonada de que las rosas eran de parte del gran jefe de arriba. La junta estaba agendada para las 2:30 de la tarde y Fernanda le mandó un correo electrónico a Elías para informarle, ya era decisión de él si aceptaba ir o no, pero esta esperaba que sí fuera; al fin y al cabo, la propuesta del área de refrigerios se había puesto en espera desde hace bastante tiempo, así que, de hecho, muchos miembros del personal ansiaban que sí se lograra la aprobación. En cuanto Anastasia recibió el recordatorio de Gabriela sobre la junta, rejuntó con rapidez los borradores en los que estaba trabajando y agarró su teléfono celular con ella mientras caminaba hacia la sala de juntas. Al mismo tiempo, ella notó que todos los que estaban en la sala se dirigían a ella de una manera muy complaciente.
―Señorita Torres, gracias por las flores. ¡Escuché que cuesta por lo menos doscientos comprar un tallo de esos!
―¡Sí! Las rosas también pueden durar hasta quince días. ¡El periodo de florecimiento es muy largo!
En ese momento, Anastasia reveló una leve sonrisa antes de tirar la silla y sentarse en ella; de repente, todos enfocaron su atención detrás de ella, pues Elías había llegado puntual a la reunión. Con rapidez, Anastasia volteó su cabeza para verlo antes de girar los ojos hacia la otra dirección, ya que de forma intencional mantenía su distancia con él en la oficina, pues quería evitar estar involucrada en cualquier tipo de rumor con él.
―Muy bien, ya basta de platicar, chicos. ¡Hora de empezar la junta! ―ordenó Fernanda a sus subordinados.
Primero, Fernanda hizo algunos anuncios sobre el trabajo y luego también reportó lo de la situación reciente con las entregas de los manuscritos, de igual manera, habló de la situación de análisis de mercado que había encontrado. Mientras tanto, Anastasia estaba sentado junto a Elías y sus pensamientos no dejaban de correr en su cabeza, por ejemplo, recordó el incidente con su gastritis de la noche anterior y el beso que compartieron en su cama, además de las flores de esta mañana.
―Anastasia… ¡Ejem! Anastasia… ―dijo Fernanda intentando llamar la atención de ella una vez más. De inmediato, Anastasia volvió en sí y levantó la cabeza para mirar a Fernanda con una mirada que tenía un poco de confusión; justo entonces, Alexis, quien estaba sentada frente a Anastasia, estaba bastante enfadada, así que tomó la oportunidad para soltar un comentario mordaz.
―Señorita Torres, parece que cada vez que tenemos una junta usted está bastante distraída. ¡Es algo muy irrespetuoso de su parte! ―exclamó. La cara de Anastasia se sonrojó un poco cuando escuchó aquello, se sintió bastante avergonzada de recordar aquello en lo que estaba pensando hace rato.
―Discúlpenme, estaba muy ocupada pensando en asuntos relacionados con el trabajo ―se disculpó.
Para ese entonces, todos en la sala de juntas voltearon a ver a Elías, quien estaba sentado junto a ella, y cada uno de ellos se preguntó cómo iba a reaccionar él, sabiendo que los miembros de su personal estaban soñando despiertos durante una junta. No obstante, estaban asombrados de ver la expresión de Elías, pues en ese momento, estaba mirando a Anastasia con cariño y una pizca de diversión.
―Anastasia, estábamos hablando de la introducción de un área de descanso para el té. ¿Qué opinas sobre eso? ―preguntó Fernanda escogiendo ese momento para mencionar el tema, al instante, ella se compuso y dio su respuesta.
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