¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 171

―Eh… ¿Los puedo devolver?

―¡Las frutas no son artículos que se puedan regresar! No se preocupe, señorita. Somos proveedores de rey musang de primer grado, así que, en definitiva, son de muy buena calidad.

―Lo sé y sí confío en que sus productos son de buena calidad, pero no necesito tantos.

―Señorita, en verdad que no puedo hacer un reembolso para esto. ¡Las frutas no son reembolsables una vez que se venden! ―contestó el vendedor, quien hizo su mejor esfuerzo por expresar su interés en completar la venta, mientras que ella no sabía qué hacer.

―Está bien, pues. Haré una llamada y ahorita se la regreso a usted ―dijo y en cuanto colgó, dejó su teléfono en el escritorio, agarró el fijo y marcó a la oficina de un hombre muy específico.

―¿Hola? ―contestó él con una voz baja.

―¿Ordenaste para mí un camión lleno de durianes de rey musang? ―cuestionó Anastasia al instante.

―Síp. Mencionaste que querías tener la libertad de agarrarlos cada vez que se te antojaran, así que hoy te ayudé a completar ese deseo. Puedes tener tantos como quieras ―habló Elías implicando que los durianes de ese día eran su obsequio; sin embargo, Anastasia estaba sin palabras, por lo que un pensamiento divagó por su cabeza.

«¿No se da cuenta de que uno no puede comer tantos durianes? Está bien comerlos de vez en cuando, pero consumir muchos en un mismo día puede tener efectos secundarios, ¡siendo desde un dolor de garganta hasta constipación en el peor de los escenarios!».

―Creo que deberías devolverlos, no me los puedo acabar todos. Acabo de comer uno anoche, por lo que no puedo comer más de momento.

―¿Por qué no? ―contestó el hombre que, con claridad, no sabía nada sobre los durianes. Aunque era un hombre culto, era cierto que había cosas de las que no tenía ni idea.

―Eso es porque los durianes pueden causar dolor de garganta ―explicó Anastasia lo mejor que pudo, pero como el otro efecto secundario sonaba indecente, se abstuvo de decirlo.

―Nunca regreso un artículo por el que ya pagué. Puedes decidir cómo lidiar con ello.

―Pero… tú….

―Tengo una junta que atender ahora ―dijo y colgó.

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