En ese momento, la mirada de Elías se dirigió directo a los labios de Anastasia, como si fuera parte de su instinto; sus labios eran gruesos y suaves, los cuales enviaban una señal que atraía al hombre a acercarse. Mientras tanto, ella se encontraba en el proceso de leer las noticias más recientes cuando sintió la presencia de unos ojos que la observaban para luego voltear su mirada, la cual chocó directo con la de Elías. Ella fue tomada por sorpresa cuando pudo presentir lo que él estaba pensando.
«¡¿Otra vez se está excitando?!».
—Ya es hora, ¡vamos! —Anastasia guardó su celular y salió del auto. Al mismo tiempo, la lujuriosa mirada de Elías se desvaneció antes de que saliera del auto y se dirigiera hacia el jardín de niños junto a ella. Ahí, las dos jóvenes maestras que se encontraban dando direcciones a la entrada al jardín de niños quedaron perplejas cuando vieron a la pareja que se dirigía hacia ellas. El hombre que caminaba junto a Anastasia emanaba un aura de nobleza y arrogancia. No importaba que él solo estuviera vestido con una camisa blanca de vestir con unos pantalones negros, su simple estatura de 1.88 metros lo hacía aparentar como si perteneciera a la realeza.
«¿Es esta la definición de perfección? Oh por Dios, ¿es ese el papá de Alejandro? ¡Qué hombre tan apuesto!».
—Señorita Torres, ¿acaso él es el padre de Alejandro? —Una de las maestras preguntó por curiosidad.
—Eh… —Anastasia apachurró los labios.
—Sí. Yo soy su padre —admitió el hombre que estaba a su lado con una voz profunda.
—Por favor, pasen. La actividad comenzará dentro de poco. —Las maestras le dieron unos cuantos vistazos más a Elías.
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