En ese momento, Anastasia escuchó el sonido de una notificación. Ella se puso tensa por ese motivo, por lo que fue a sentarse en el sofá y sacó su celular para leer el nuevo mensaje, el cual venía con un tono amenazante.
«Anastasia, más vale que actúes como si nada haya pasado esta noche o sufrirás de las consecuencias. Te lo estoy advirtiendo».
«¡Piensa en tu hijo!». El segundo mensaje fue incluso más confuso y el odio emanó desde lo más profundo de los ojos de Anastasia.
«¡Entonces este es el sinvergüenza que me engaño!».
—¿Dónde está ese maldito? —le pregunto al hombre.
—Es probable que esté camino a la estación de policías.
Anastasia caminó hacia la cama y llamó a la recepción para preguntarle a la persona ahí cuando contestó:
—¿Ya mandaron a ese desgraciado a la estación de policía?
—Señorita, usted es la víctima de hace unos momentos, ¿no es cierto? La policía está en camino en este preciso instante, nuestros guardias de seguridad están manteniendo al hombre bajo control.
—¿Dónde se ubica la sala de seguridad? —preguntó Anastasia.
—En el tercer piso.
Ella colgó y se dio la vuelta para ver al hombre.
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