En el albergue Spring, también ubicado en la ciudad de Yinzhou, unos niños jugaban alegremente en el césped en compañía de Jenny Qin, quien solo los observaba mientras permanecía sentada a un lado. La joven mujer tenía puesto un vestido blanco y una corona que los niños le habían hecho. El color oscuro de su largo cabello contrastaba bien con su lindo vestido. Ciertamente era como ver a un elfo cuidando el bosque.
"¡Jenny, yo también quiero dulces!", gritó un niño gordito corriendo hacia ella con una sonrisa en el rostro.
"Xiaohu, ya comiste muchos. Si comes más, te hará daño", dijo ella estirando un brazo para acariciar la cabeza del niño mientras lo miraba con dulzura.
De pronto, una anciana de cabello gris se acercó a ella sonriendo amablemente. "Jenny, mimas demasiado a estos niños".
Una dulce sonrisa se formó en el rostro de Jenny, haciéndola ver tan hermosa como una delicada flor. "Dean, usted sabe que yo adoro ver felices a los niños. Por cierto, ¿él es Henry?"
"Sí, acaba de llegar", respondió Dean Cui señalando el pabellón de madera que el mismo joven había construido. En ese momento, él se sentó y dirigió su mirada hacia adelante.
Al verlo así, Dean Cui suspiró y un rastro de simpatía brilló en sus gentiles ojos. "A este chico siempre le ha sido difícil lidiar con sus problemas emocionales. Su madre saltó del edificio pensando que esa era la solución, pero se equivocó. Henry nunca ha dejado de culparse por eso".
Jenny simplemente observaba el perfil del muchacho. Por alguna razón, este hombre siempre le transmitía una sensación de tristeza. A través de sus ojos podía ver que era alguien con muchos secretos y eso despertaba su interés en él, pero cada vez que intentaba hablarle, sentía que era frío y distante.
Ella provenía de una familia rica. Sus rasgos faciales eran lindos y delicados, y su carácter formidable. Muchos la veían como una diosa, ya que además de ser muy guapa, también era una chica muy amable, sin mencionar que ni siquiera había pedido compensación por la inversión que hizo en el albergue Spring. Todo esto hizo que muchos hombres se interesen en ella.
Hace un mes conoció a Henry. Cuando lo vio sentado, solo y aturdido en ese pabellón de madera, sintió que él estaba fingiendo ese dolor. Pero ahora ya no creía eso. En cuanto Dean le contó su historia, entendió por qué estaba sentado en ese lugar. Él y su madre lo habían construido juntos.
"Henry es un gran chico. Hace un momento me dio 20.000 yuanes. Por más que me negué, él insistió en dármelos. Sé que la vida que lleva no es buena, pero aun así quiere hacer algo por esta institución de asistencia social". Dean Cui suspiró y negó con la cabeza. "En aquellos días, si hubiera aparecido una persona buena como tú para apoyar al albergue, yo… no habría tenido que ver morir a su madre, pero simplemente no pude hacer nada al respecto".
Los ojos de Jenny permanecían fijos en Henry. Al ver que llevaba ropa tan barata, se preguntó cómo le había sido posible donar 20.000 yuanes a la institución.
"Henry, ¡juguemos juntos!" Una niña de tres años corrió hacia él y tiró de sus pantalones con sus manitas.
Henry esbozó una sonrisa. "Está bien, Sarah. ¿A qué quieres jugar?"
“Quiero que me eleves en el aire”, respondió ella sonriendo ampliamente.
“Muy bien, aquí vamos”, dijo él en tono juguetón y sujetó a la niña de la cintura, luego la lanzó suavemente hacia arriba y la atrapó en el aire.
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