Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1027

En realidad, la cocina de Ángeles es bastante promedio.

Pero ella prepara el arroz con mariscos, y algunos guisos, excepcionalmente bien.

Beatriz, ahora también, anhela los platos que su madre cocina.

Ángeles, con una sonrisa, acepta. —Claro, cuando vuelvas, lo prepararé para ti y compraré los mariscos más frescos del mercado para asegurarme de que quedes satisfecha.

—¡Mi madre es increíble!

Ángeles no pudo evitar reír a carcajadas durante un momento, pero luego, de repente, su risa se detuvo y su tono se tornó más serio al decir: —Bea, la señora Raquel me llamó hace un rato.

—¿La señora Raquel? ¿Cómo ha estado últimamente? —Beatriz también dejó de sonreír.

Desde su divorcio de Bryan, no ha hablado con la señora Raquel ni con su familia.

Porque no sabía qué decir.

En realidad, para ella, la señora Raquel, quien la ha visto crecer desde niña, es casi como su madre.

—Ay, nosotros a esta edad, seguramente tenemos algunos achaques, y lo que más le preocupa recientemente es que Bryan ha estado bebiendo hasta perder la conciencia estos días, llamando tu nombre cuando está ebrio, y la señora Raquel no logra hacerlo entrar en razón, ¡ay! Está realmente preocupada por la situación de Bryan. El abuelo de Bryan quiere arreglarle un matrimonio, y Bryan siempre se ha negado, tal vez si el abuelo de Bryan se enoja, Bryan podría incluso perder su empleo en la compañía —Ángeles continuó, cada vez más dolida por Bryan.

En sus ojos, Bryan es como su propio hijo.

Estos días, ha estado pensando en cuándo Bryan y Bea podrían reconciliarse.

Si entregan a Bea a otra persona, no estarían tranquilos.

Beatriz no supo qué decir por un momento, pero tras calmarse un poco, respondió: —Mamá, ya me divorcié de Bryan, sus asuntos ya no tienen que ver conmigo, ambos somos adultos y asumiremos las consecuencias de nuestras acciones, él debería saber lo que está haciendo.

—Ay, Bea, conozco tu carácter, no vas a perdonar a Bryan. Solo que... bueno, no hablaré más, quizás algún día ustedes dos lo entenderán. Ya es tarde y tu padre y yo vamos a dormir, ten cuidado en tu trabajo, y cuando regreses te haré arroz con mariscos —Ángeles lo dejó así, sin decir más.

Al ver que Ángeles no continuaba, Beatriz respiró aliviada.

Después de colgar el teléfono, no pudo alegrarse.