Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1036

Francisco y Manuel, por supuesto, comprendieron el mensaje de Ana.

Ambos, tensos hasta ese momento, se relajaron.

Francisco fue el primero en hablar: —No importa la decisión que tomes, tienes mi apoyo. Sin embargo, sea cual sea el caso, necesitas informarme de inmediato. Soy yo quien maneja los asuntos de nuestra familia y no debes esconderme nada. Resolveré lo que esté a mi alcance, y lo que no, lo enfrentaremos juntos.

Manuel asintió con convicción y añadió: —Francisco tiene razón. Aunque la idea de tu divorcio con Alejandro me resulta incómoda, siempre he sentido que Alejandro no te ha tratado bien. Pero si has decidido esto, debe haber motivos sólidos detrás. Cuenta también con mi apoyo.

Al escuchar a Francisco y Manuel, Ana se sintió conmovida.

Tomó su vaso de agua para disimular y bebió un poco.

En ese instante, Elena asomó la cabeza desde la cocina hacia los tres.

—Nos hemos quedado sin ajo, ¿alguno de ustedes puede bajar a comprarlo? Hay una tiendita cerca del complejo que vende frutas y verduras.

Tras decir esto, Elena regresó a sus quehaceres en la cocina.

Deseando tomar aire fresco, Ana dijo: —Yo iré.

—Te acompaño y, aprovecho para comprar algo de yogur —propuso Francisco, y salió con ella.

Manuel, que tardó en reaccionar, no logró levantarse a tiempo.

Pensó un instante y finalmente desistió.

No era necesario que tres personas fueran a comprar ajo.

Ana y Francisco acababan de dejar el complejo cuando Francisco comenzó a hablar: —Antes pensaba que Alejandro realmente te quería, pero viendo cómo están las cosas ahora, ¿habrá algún malentendido entre ustedes?

—No hay malentendidos, simplemente después de convivir tanto tiempo, ambos descubrimos aspectos del otro que no podemos tolerar. No es tan complicado. El divorcio es lo mejor para ambos. Además, una vez que me divorcie, volveré a vivir aquí con mamá, lo cual es positivo. Tú, Manuel y Javier, cuando puedan, vengan a casa. Nos reuniremos a menudo para comer y charlar —explicó Ana con serenidad.

—¿Quieres uno? —le preguntó Francisco a Ana.

Ella asintió. —Sí, y compra uno para mamá y otro para Manuel.

—De acuerdo.

De regreso, Ana hizo un pedido a través de una aplicación para que le entregaran varias cajas de leche y yogur directamente en casa.

Justo cuando iba a guardar su teléfono en el bolso, recibió una llamada de Eduardo.

—Eduardo.

La voz de Eduardo sonaba urgente: —Señora Ana, debe volver a Villa Estrella de Mar, el presidente Alejandro ha sufrido un accidente.

El rostro de Ana se transformó de inmediato. —¿Un accidente?