Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1044

Después de murmurar para sí misma, Patricia llamó a Kenia sin pensarlo dos veces.

Kenia no sabía qué estaba haciendo y contestó la llamada con la respiración entrecortada.

—¿Llamándome a estas horas? ¿Qué emergencia tienes? —preguntó Kenia con un tono no muy amable.

A Patricia no le importaba qué hora era ni si estaba molestando a Kenia, y con enojo cuestionó: —Alejandro ha sido muy indiferente conmigo, además, me pidió que le explicara a Ana nuestra relación. En sus ojos, Ana es más importante que yo. ¿Eso es lo que dijiste, que al volver a ciudad A, Alejandro comenzaría a despreciar a Ana y a quererme más a mí?

—¿Me estás engañando?

Mientras hablaba, Patricia revolvía su bolso en busca del anillo.

—¿Cómo podría engañarte? ¿Qué ganaría con eso? Si no confías en mí, entonces devuélveme el anillo —replicó Kenia, también algo enfadada.

Tras escuchar esto, el rostro de Patricia cambió de expresión y de repente exclamó: —¡El anillo desapareció! El anillo... parece que se me cayó accidentalmente cuando salí de Villa Estrella de Mar. No sé si cayó allí o en el exterior.

—¿Qué? ¿Se cayó? ¿Dónde dejaste el anillo? ¿Cómo se pudo caer? ¡Busca bien, si Ana lo encuentra, olvídate de tener alguna relación con Alejandro en el futuro! —dijo Kenia con un tono aún más urgente.

Parecía haber otra persona en la cama, Kenia empujó a la persona y dijo. —Vete ya.

Patricia, concentrada en buscar el anillo, aunque escuchó el ruido al otro lado de la línea, no tuvo tiempo de pensar en qué estaba haciendo Kenia.

Decía que el anillo no importaba, pero sin darse cuenta, había desarrollado una dependencia hacia él.

Siempre pensó que con el anillo podría vengarse de Ana.

Volcó todo el contenido de su bolso, pero el anillo no estaba.

Patricia se puso pálida. —No estoy segura de dónde cayó el anillo, porque Ana estaba allí, así que lo quité y lo puse en mi bolso. Normalmente no debería caerse, voy a revisar también en el coche.

Y así, Patricia volvió a buscar en el coche durante mucho tiempo.

Buscó durante medio la noche, pero al final no lo encontró.

Estaba bastante alterada.

—Todavía no lo encuentro, y ahora no puedo ir a Villa Estrella de Mar. ¿Qué hago si Ana lo ve? ¿Qué problemas podría traer? —Patricia no tuvo más opción que llamar nuevamente a Kenia.

Esta vez, Kenia contestó la llamada con más calma que antes. —Si se perdió, se perdió. Tal vez significaba que algún tipo de conexión con el anillo había desaparecido. Si se quedó en Villa Estrella de Mar y por casualidad Ana lo ve, probablemente no se dé cuenta de nada. En un par de días te enviarán un collar, llévalo contigo siempre y trata de no encontrarte con Ana. Basta con que veas a Alejandro.

Tras escuchar las palabras de Kenia, Patricia solo pudo aceptar.

Quería asegurarse de no comprar algo malo, por eso pidió la ayuda de Ana.

Afortunadamente, la cita era a las siete de la tarde.

Luego, sin querer, Ana comenzó a pensar en doña Isabel y en esas dos cartas.

Sus pensamientos estaban un poco desordenados.

Finalmente, también se quedó dormida.

Cuando despertó, se asustó al ver que había dormido hasta las once.

Alejandro también se despertó cuando ella lo hizo.

Esta vez no insistió en que siguieran durmiendo.

Parecía que una noche y una mañana de sueño habían sido suficientes para él.

Ya no tenía los ojos rojos que había visto el día anterior.