Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1072

—¿Valentina?

—Sí —respondió Alejandro.

—Bien, voy a subir a cambiarme de ropa primero —Ana miró su pijama rosa con estampados infantiles, un atuendo algo inapropiado para recibir visitas.

Estaba bien para estar en casa, pero pensó que sería mejor cambiarse si iban a tener compañía.

Unos minutos después, bajó las escaleras.

Valentina es violinista, con una clara aura de artista.

Además, es muy hermosa.

Probablemente, al escuchar el sonido de sus pasos bajando las escaleras, la miró hacia ella.

Cuando Valentina vio a Ana, sus ojos se iluminaron.

Alejandro, con frialdad, la interrumpió: —Ella es mi esposa.

La luz en los ojos de Valentina se apagó un poco, pero no pudo evitar mantener la mirada fija en Ana. Se presentó directamente: —Hola, señora García, soy Valentina.

—Hola, soy Ana —Ana extendió la mano cortésmente hacia Valentina.

Justo cuando iban a estrecharse las manos, Alejandro tomó la de Ana y dijo: —Vamos, sentémonos a hablar.

Valentina alzó una ceja. ¿El presidente Alejandro estaba protegiendo a su esposa?

Ana le sonrió a Valentina con algo de disculpa antes de seguir a Alejandro.

Ya sentados, Valentina habló directamente:

—He venido hoy principalmente para explicarle a la señora García que mi compromiso con el presidente Alejandro fue una medida de emergencia. No hemos tenido mucho contacto en privado, pero fui compañera de universidad del asistente Eduardo.

Ana no esperaba que Valentina fuera tan directa.

De repente entendió por qué Alejandro había decidido involucrarse en esa situación con Valentina.

Asintió con una sonrisa: —Lo sé, él me lo contó.

—La señora García es hermosa, y su sonrisa la hace ver aún mejor —comentó Valentina. Hoy en día, no es común encontrar mujeres que llamen la atención tan fácilmente.

Alejandro bajó los párpados con frialdad, observando a Valentina sin expresión.

Valentina actuó como si no notara su mirada.

Ella tenía un carácter fuerte y rara vez hacía una presentación privada para alguien.

Sin embargo, hoy por fin encontró a alguien con quien se siente cercana.

De todas formas, es una sensación que la hace querer consentirla sin poder evitarlo.

Ana se iluminó, sin disimular su emoción: —¡Sería maravilloso!

La expresión de Alejandro se oscureció al instante.

Valentina fue a buscar el violín y tocó una pieza frente a Ana y Alejandro.

Era una pieza que dominaba a la perfección.

Ana escuchaba embelesada.

Aunque Alejandro no era muy fanático de Valentina, tuvo que admitir que tocaba el violín de manera exquisita.

En ese momento, Patricia, quien había conducido hasta allí, decidió no tocar el timbre.

Los sonidos del violín se extendían al exterior y podían escucharse con claridad.