Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 108

Pero los más destacados, sin duda, eran Alejandro y Nuria, la pareja perfecta.

Ambos estaban juntos, como si nadie más importara.

Todas las miradas se centraban en ellos.

Dos personas con un carisma que los situaba en la cima.

—¿Viste? Ellos dos han venido juntos otra vez a la fiesta de compromiso del hijo menor de la familia Pérez. No puedo creer que no tengan algún secreto inconfesable, pero qué pena, le pregunté a mi esposo y me dijo que es mejor no indagar demasiado sobre lo de Alejandro.

—Pero, creo que Anita es la más bella. Nuria también es muy guapa, pero no tiene ese encanto seductor que posee Anita. Anita, para mí eres como una encantadora pequeña diablilla.

Mientras Beatriz hablaba cada vez más disparates, Ana echó otro vistazo a la foto.

Pensando en cómo, sin querer, se había convertido en la amante de nombre al tratar de devolver un favor a la abuela García, se sentía incómoda.

No es de extrañar que la actitud de Alejandro hacia ella fuera siempre fría y distante, al parecer él ya tenía a alguien a quien quería.

Cuando estaba a punto de dormir, recibió una llamada del equipo de Don Fernando.

Se disculparon por molestarla tan tarde y le dijeron que habían pasado por alto su currículum la última vez que lo revisaron, lo que resultó en la omisión de su entrevista. Si estaba disponible al día siguiente, la invitaban a una entrevista.

Aunque el descubrimiento de que Alejandro tenía a alguien más había dejado a Ana desanimada todo el día, la llamada del equipo de Don Fernando de pronto le levantó el ánimo.

Decidió asistir primero a la entrevista con Don Fernando al día siguiente y luego ir a la casa de subastas por la tarde.

Después de todo, era probable que el exigente equipo de Don Fernando no la contratara.

Pensando en que todo avanzaría en una dirección positiva, Ana compartió las buenas noticias con Elena y Francisco, quienes le dijeron que se esforzara. Lo importante no era el resultado, sino que para ellos, Anita era la mejor.

Le animaron a seguir adelante con valentía, asegurándole que ellos eran su firme respaldo.

Con una sonrisa en los labios, Ana se quedó dormida.

Al día siguiente, cuando bajó a hacer el desayuno, descubrió que Alejandro no había regresado a casa la noche anterior.

No le sorprendió.

Un poco más tarde esa noche, Beatriz le había dicho que Nuria acababa de regresar del extranjero hace menos de un mes y que, después de tanto tiempo sin verse, la pareja naturalmente buscaría intimidad.

Alejandro frunció el ceño. —¿Le dijiste a Ana que he vuelto?

—No, —dijo Eduardo, sorprendido.

No recordaba que el presidente García le hubiera dicho que informara a la Señorita Ana sobre sus movimientos.

Alejandro miró pensativo. —Dile.

—Ah, claro, presidente García.

—Espera, no, mejor no le digas nada.— Alejandro cambió de opinión.

Eduardo estaba confundido. ¿El presidente García quería que la Señorita Ana supiera de sus movimientos o no?

Alejandro miró su teléfono, pensativo. Había estado de viaje más de una semana y Ana no había enviado ni un solo WhatsApp ni una llamada.

Miró pensativo hacia la distancia.