Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1096

Lourdes asintió y tomó un sorbo de vino.

—Salvador me lo dijo, incluso Sofía también me lo dijo.

Había que admitir que Salvador tenía cierta habilidad, pues logró que Sofía le confesara a ella que él ya conocía su pasado.

Sin embargo, precisamente por eso, sentía que cualquier cosa que Salvador dijera ahora parecía falsa.

—Solo escuchándome, tú y el presidente Alejandro... ¿quieres que te presente a un novio? —Lourdes rápidamente guardó sus emociones negativas y miró a Ana mientras le preguntaba.

Tenía unos primos que no estaban nada mal.

Además, debido a su relación con don Ramón y don Fernando, quienes sabían que ella conocía a Ana, mostraban mucho interés y realmente querían conocerla.

Así que, si Alejandro no quería a Ana, era una pérdida para Alejandro, definitivamente no para Ana.

Ana acababa de tomar un sorbo de vino.

Al escuchar a Lourdes, casi escupió el vino que tenía en la boca.

Rápidamente dijo: —No, no, estoy bien así.

—Está bien así, a veces los hombres no son confiables, la vida es larga, y al final, la única persona en la que realmente puedes confiar es en ti misma. Como yo, muchas personas quieren estar conmigo, pero lo que realmente les interesa es que soy de la familia López, y lo que podrían ganar si se casaran conmigo. Así que esos sentimientos verdaderos... Todo es falso —Lourdes, bajo la influencia del alcohol, soltó todo lo que tenía guardado en su corazón.

Esas eran cosas que no podía decir a nadie más.

Pero hablar con Ana no le causaba ningún estrés psicológico.

Ojalá la hubiera conocido unos años antes, pensó con cierta nostalgia.

—A veces ser un poco egoísta es bueno; si eres demasiado altruista, terminas alimentando a un montón de gente que podría traicionarte en cualquier momento —Ana pensó en la gente de la familia González.

Hacía mucho que no pensaba en ellos.

La gente de la familia González y Carlos, el daño que le habían hecho, ya se había disipado con el tiempo, mientras ellos se hacían daño entre sí y sufrían por sus propios actos.

Pero la familia González le mostró el lado oscuro de la humanidad.

—Parece que has pasado por mucho —Lourdes de repente miró fijamente a Ana.

Aunque Ana habló de manera simple y directa, le dio a Lourdes la impresión de que había llegado a esas conclusiones después de duras experiencias.

Ana respondió con calma: —¿Quién no ha encontrado a unos cuantos malvados?

—Jajaja... Cierto, ¡todos nos encontramos con ellos! —Lourdes de repente se sintió más iluminada.

Ana vio que Lourdes se levantaba y se dirigía hacia el baño, y al ver que se mantenía bastante estable, se tranquilizó.

Abrió la puerta para salir y se lanzó directamente a los brazos de Alejandro.

—¿Estás borracha? —Alejandro rodeó con sus brazos a Ana, que se había lanzado hacia él.

Sentir a Ana abrazándolo era bastante agradable.

Sin embargo, al instante siguiente, lo invadió un fuerte olor a alcohol.

—He bebido un poco —Ana abrazó la cintura de Alejandro, apoyando todo su peso en él.

Realmente se sentía algo mareada al caminar.

Estaba un poco somnolienta, luchando por mantener los ojos abiertos.

Alejandro, viendo que Ana estaba ebria y sin mucha fuerza, adivinó que esas "pocas" copas probablemente habían sido más de un par.

—Vamos, a casa.

Rápidamente llegaron al coche.