Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1129

Los tratamientos de estos años han surtido efecto.

Ana nunca había escuchado a Alejandro mencionar alguna alergia, pero desde que se casaron y empezaron a compartir comidas, no habían consumido muchos frutos secos.

Ahora que lo pensaba, los frutos secos en casa parecían ser consumidos únicamente por ella.

—Me asusté, pensé que alguien lo había envenenado. Es mi culpa, debería haber sabido que era una alergia y haber buscado medicación inmediatamente —Valentina se sentía algo avergonzada.

Debido a su descripción, Salvador había hecho una visita, lo que mantuvo a Ana preocupada la mitad de la noche.

Después de que Alejandro se acostara en la cama, Cipriano hábilmente sacó la medicina y le administró la inyección.

Esperaban fuera de la habitación.

El asistente Eduardo bostezó. —Yo también me confundí, pero no hicieron nada sospechoso, lo que me sorprendió. Siempre pensé que algo era extraño, pero después de pensarlo detenidamente, también necesitaban usar al presidente Alejandro para demostrar su propia dignidad.

—No solo buscaban dignidad, querían mostrar a los invitados de esta noche que su relación con el presidente Alejandro seguía siendo buena, así que los demás deberían tratarlos bien —Valentina respondió con una risa fría.

Después de llegar a un acuerdo con Alejandro, ella había investigado un poco sobre la familia García.

De hecho, ya había escuchado algunas cosas antes.

Al combinar todo, entendió lo que estaba pasando.

Era bastante similar a su propia familia.

Los extraños admiraban que provinieran de una familia acomodada, sin saber lo que realmente enfrentaban en secreto.

Ana los miró a ambos. —¿Hubo algo extraño en la fiesta hoy?

—¿Algo extraño? —Valentina levantó una ceja—. Lo más extraño fue que el presidente Alejandro se desmayara por una alergia alimentaria.

El asistente Eduardo frunció los labios. —Tienes mucho valor para burlarte del presidente Alejandro.

—No es burla, solo estoy diciendo la verdad.— Valentina no se inmutó.

Mientras no intentara llevarse a Ana de Alejandro, él no se tomaría a mal sus palabras.

El asistente Eduardo miró hacia Ana. —Me parece extraño lo de Rafael. Después de que el presidente Alejandro se retiró a descansar, él dijo que también estaba borracho y subió a descansar. Solía mostrarse demasiado; si el presidente Alejandro no estaba, definitivamente aprovecharía la ocasión para destacarse, pero hoy no lo hizo.

—¿Podría ser que hicieron que el chef agregara trozos de nueces a la comida a propósito? —Valentina especuló.

—¡Tiene mucho valor! —exclamó el asistente Eduardo enojado.

Si el presidente Alejandro se enteraba de esto, Rafael no tendría días felices.

Ana estaba a punto de responder cuando Salvador salió del baño. Había escuchado su conversación.

Gruñó: —Ese Rafael no es una buena persona. Unos amigos me han dicho que ha estado exagerando por ahí, diciendo que la mujer de Alejandro pronto estaría con él. ¡Está loco!

—¡Mierda! ¿Qué derecho tiene? —exclamó el asistente Eduardo.

Salvador se acercó a Ana y dijo: —Si él te vuelve a llamar, dile que se largue.

Ana asintió. —Está bien.

Pensativa, luego dijo al asistente Eduardo que investigara a Rafael, pues era muy extraño.

El asistente Eduardo asintió solemnemente. —Haré que alguien lo investigue de inmediato.

Justo en ese momento, Cipriano salió del dormitorio y se dirigió directamente a Ana. —El presidente Alejandro está bien, quiere que entres.