Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1134

—¿Has estado esperando por mí?

Él preguntó.

—No había estado despierta mucho tiempo, había preparado sopa de arroz, ¿la querías ahora?

Ana se levantó del sofá y caminó hacia la cocina.

Alejandro la siguió de cerca.

En la cocina, Alejandro estuvo detrás de Ana.

No hablaron.

Sin embargo, hubo un ambiente de calma y confort.

Ana le entregó un tazón de sopa de arroz.

Se miraron a los ojos.

Se sonrieron mutuamente.

Una hora después, Cipriano llegó, realizó algunos chequeos a Alejandro y, tras confirmar que todo estaba bien, se marchó.

Poco después, apareció el asistente Eduardo.

Traía consigo algunos contratos que Alejandro debía revisar y firmar ese mismo día.

Alejandro se encerró en el estudio para trabajar.

A las tres de la tarde, Alejandro finalizó su jornada laboral.

Prepararon la cena juntos en casa.

Así concluyó el día.

Antes de dormir, habló por teléfono con la abuela García, y luego, gracias a don Fernando, consiguió un trabajo; quedaron en que ella pasaría por allí al día siguiente.

Al día siguiente, completamente recuperado, Alejandro fue a trabajar, y ella visitó a don Fernando.

Un amigo le había presentado a don Fernando a través de don Hugo, con la esperanza de que don Fernando evaluara los antiguos objetos de su casa para verificar si había algún objeto maligno.

A las personas de su círculo les gustaba coleccionar antigüedades.

—

Después de despedirse de don Fernando, Ana se encontró con Lourdes.

Lourdes había reservado en un restaurante.

Llegaron casi al mismo tiempo.

Apenas se sentaron, sin haber pedido aún, cuando alguien se acercó.

Era Salvador.

—¿Qué coincidencia, verdad?

Lourdes frunció el ceño al ver a Salvador y decidió ignorarlo por completo.

Ignorado por Lourdes, la expresión de Salvador cambió; su sonrisa se congeló en su rostro.

Fue un momento bastante incómodo.