Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1151

Después de terminar la llamada con Ana, Ignacio dejó su celular sobre la mesa.

Apoyó la cabeza en el respaldo de la silla..

Una sensación de fatiga surgió de manera repentina en su cuerpo.

A Haila le gustaba la compañía de Ana, y a él también le agradaba demasiado.

En esas breves dos horas, había sentido un deseo inquebrantable por la familia, una paz interior que la reconfortaba en gran manera.

Lamentablemente.

Había secretos que no podía revelar.

Él no era digno de Ana.

...

Justo después de entrar en la casa, recibió una llamada inesperada de Manuel.

—Acabo de terminar mi parte en la película de hoy, y justo he tomado la medicina que me diste, ¡no hay nada como tener una hermana como tú!

Ana sonrió y le dijo: —Con tanto esfuerzo, tienes que cuidarte.

—No te preocupes por eso, estoy en buena forma física, tengo que aprovechar mi juventud y luchar por lo que quiero. Espera a que te lleve a casa un trofeo al mejor actor. —Dijo Manuel entusiasmado entre palabras llenas de pasión por la actuación y confianza en su talento.

Y Manuel definitivamente no es del todo arrogante.

Es porque en verdad se esfuerza y es sencillo.

Manuel nunca tomaba a la ligera su actuación.

Ana conocía muy bien a Manuel y lo animó de inmediato: —¡Eso espero! Entonces podré presumir que tengo un hermano que es el mejor actor con tu foto en Instagram.

—¡Por supuesto que no te decepcionaré! ¡Jajaja!

Manuel respondió con confianza.

Aunque no tenía ningún fundamento académico en el ámbito de la actuación, su dedicación y esfuerzo eran suficientes, hasta el punto de renunciar a las relaciones amorosas para enfocarse en mejorar sus habilidades actorales.

Estaba convencido de que podía lograr con facilidad lo que otras personas habían hecho durante años.

—Descansa temprano y no olvides tomar tu medicina durante estos días, hay mucha gripe últimamente. Y no olvides llevar máscara cuando salgas.

Antes de colgar el celular, Ana dio algunas instrucciones.

Manuel respondió con una amplia sonrisa: —Claro, ¡no te preocupes en lo absoluto! Y tú también cuídate. Si Alejandro te molesta, dime de inmediato, iré a arreglar cuentas con él. No pienses que es fácil intimidarme.

—Ana se sonrió: —Tranquilo, él no me ha molestado.